Lunes 22 de julio de 2019
Santa María Magdalena
H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que sepa reconocer tus planes en mi vida y los acepte con amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 20, 1-2. 11-18
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llego a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
María había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro junto a los pies, los ángeles le preguntaron: "¿Por qué estás llorando, mujer?". Ella les contestó: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto".
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: "Mujer, ¿por qué estas llorando? ¿A quién buscas?". Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: "Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré". Jesús le dijo: "¡María!". Ella se volvió y exclamó: "¡Rabbuni!", que en hebreo significa 'maestro'. Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios'".
María Magdalena fue a ver a los discípulos y les anunció: "¡He visto al Señor!" y les contó lo que Jesús le había dicho.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El camino de María.
Después de haber sufrido el martirio de la pasión de Cristo, María Magdalena estaba destrozada pero aún mantenía la fe; por eso se puso en camino al sepulcro para encontrar a Cristo, porque intuía que era la voluntad del Señor que esto pasara. Llegando a la tumba de Jesús, las cosas no salen como las había planeado y, en lugar de encontrar a su Amado, encuentra a unos ángeles. Sin embargo, su visita no acaba aquí porque Jesús de verdad se encontraba allí, solo que no como ella lo esperaba. Al principio no es capaz de reconocer quién es, pero cuando escucha su nombre recuerda el llamado de amor que una vez oyó; su visita le da el fruto de ver a Cristo otra vez.
Pero en esta ocasión, Cristo le pide que ella sea su apóstol y comunique a los discípulos que Él vive y anhela verlos otra vez.
«Todos los Evangelios subrayan el papel de las mujeres, María de Magdala y las otras, como primeros testigos de la resurrección. Los hombres, atemorizados, estaban encerrados en el cenáculo. Pedro y Juan, avisados por la Magdalena, hacen solo una rápida salida en la que constatan que la tumba está abierta y vacía. Pero fueron las mujeres las primeras en encontrar al Resucitado y a llevar el anuncio de que Él está vivo. Hoy, queridos hermanos y hermanas resuenan también para nosotros las palabras de Jesús dirigidas a las mujeres: “No temáis; id y anunciad...”. Después de los ritos del Triduo Pascual, que nos han hecho revivir el misterio de la muerte y resurrección de nuestro Señor, ahora con los ojos de la fe lo contemplamos resucitado y vivo. También nosotros estamos llamados a encontrarlo personalmente y a convertirnos en sus anunciadores y testigos.»
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de abril de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezar por las mujeres que trabajan en la difusión del mensaje de Cristo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.