García Chávez señala a varios aspirantes del PRI, PAN y Morena a la gubernatura

El abogado, Jaime García Chávez, integrante de Unión Ciudadana, presenta una editorial este domingo en su página personal y redes sociales, donde expone ciertas apreciaciones sobre quienes aspiran o al menos se mencionan para contender por la gubernatura en el PRI, Morena y PAN.

Jaime García Chávez, a través de su página personal www.jaimegarciachavez.mx ,  expone la editorial titulada Gatopardismo en Chihuahua de la que a continuación (con previa autorización del autor) se comparte parte del texto:

Y viene aquí un vistazo a pretendientes de uno y otro género, que nos permite brindar la oportunidad de ver el fenómeno con mayor nitidez, sobre todo porque los personajes ya tienen su historia y sus dotes histriónicos no confunden fácilmente. Hagamos la reseña, breve, aunque los expedientes sean voluminosos. Hoy me ocuparé de los que emplearán etiquetas partidarias, en otro momento de los “independientes”.

En el PRI, Graciela Ortiz columbra sus posibilidades desde su dacha en Majalca, pero aparte del lastre que le significa su añoso partido en el que empezó sus arreos en la etapa de la usurpación baecista de 1986, no podrá borrar las servidumbres prestadas a Duarte como su primera secretaria general de Gobierno, y a Peña Nieto como senadora levantadedos. ¡Cómo olvidar que a diez metros de su oficina asesinaron a Marisela Ortiz y no haya dicho, hasta ahora, ni pío!

Por su parte Alejandro Cano qué le puede ofrecer a Chihuahua que no sea esa otra mezcla de negocios públicos con los privados, que es de donde viene. Él es un priísta del que cualquier panista podría enorgullecerse, y es astilla del palo duartista también.

De Omar Bazán me espero, por ahora, para construir un juicio que Beltrones nos narre de alguna de las mil y una noches.

Al Este del paraíso, en el PAN, la señorita Campos Galván continúa enredada en las telarañas del duartismo. Ha hecho de la alcaldía de Chihuahua la fortaleza almenada de su partido. Autorizó todas las cuentas públicas de la etapa tiránica y contribuyó al desastre de las instituciones judiciales. Corral tiene engavetado un expediente de responsabilidades punibles en su contra, y por razones de partido no hace nada. “¡Ah, la familia!”, diría Don Corleone. Cómo olvidar aquella reunión, ya electo gobernador y ante un público compuesto por abogados, en la que dijo, con voz de tenor que alcanza el Do de pecho: “El reducto del duartismo va a ser la alcaldía de Chihuahua de Maru Campos”, cerrando la oración con el enfático “de eso no hay duda”, levantando el dedo índice en sincronía con una de sus cejas faciales, al estilo Calderón.

Campos Galván representa la punta de lanza de una derecha ligada al proyecto empresarial. Sus obras públicas lo demuestran. Dice estar fuerte pero el plebiscito que perdió dos veces en su proceso pone en duda su arraigo y las limitaciones de su equipo, pero no le regateo que tiene pericia y un grupo compacto en constante acción que la coloca a la delantera en el campo azul.

Un poco más al extremo del Este encontramos a Gustavo Madero. De él se sabe su papel y responsabilidades en el drama mexicano actual, que puede llegar a la candidatura sólo haciendo una poderosa pinza oligárquica. Para todo efecto práctico es un globo de Cantoya en tiempos de vuelos espaciales. Cuenta, para lograr sus fines, con Javier Corral, todo un lastre que no le permitirá despegar en cualquier escenario. Sabe mentar madres y pronunciar denuestos en momentos en los que se requiere pensar y demostrarlo.

En las columnas del Oriente hay un par que por más que se esfuerce jamás logrará, ni juntos ni unidos, representar una opción para la izquierda. MORENA está a prueba, se pregunta cuáles pueden ser sus contornos con un Cruz Pérez Cuéllar que estructuralmente es un hombre de derecha, saltimbanqui envidiado en el círculo político que lo rodea, que ha ido del PAN a la candidatura que le patrocinó César Duarte en Movimiento Ciudadano para fragmentar el voto y favorecer a Enrique Serrano. Si este hubiera ganado seguramente ocuparía alguna secretaría en su gabinete. Es, además, un político que le teme a la oligarquía local como al demonio mismo, como se demostró en una lucha que sostuvo de menos de veinticuatro horas contra el tráfico de influencias para impedir la malograda “Ciudad Vallina” en tiempos de Patricio Martínez. Sendas nalgadas o desplegados, uno de Vallina y otro de Terrazas, fueron suficientes para quebrantar su voluntad.

Hoy se ha colocado en el Senado, favorecido por el caudal de votos que movió López Obrador en su momento. En su biografía está una cultura política que ha demostrado la práctica, a un tiempo, del fraude electoral interno en el PAN y el compadrazgo constructor de futuros al lado de Javier Corral. Compadrazgo que es odio ahora y nos lo quieren enjaretar para seis años.

Nuevas reglas, viejas trampas. Así llega la posible candidatura de Rafael Espino por MORENA. Desarraigado de Chihuahua, business man, se presenta como el “amigo de López Obrador” que ya trae la constancia de mayoría en sus alforjas. Se autoentrevista y con mirada esquiva contesta el guión. Tiene una fortaleza: puede ir más allá de los coqueteos con los dueños del pueblo, pues es carne de su carne. ¿Izquierda? ¡Por Dios!

Aquí podría abrir un espacio para un aspirante de gelatina: Víctor Quintana Silveyra, expulsado del partido por el que aspira; es una extensión del corralismo en esta pugna. Se dice “hombre de causas”, pero esas causas suelen mutar; adora la sociedad civil, pero los cargos públicos le fascinan.

Con estos ingredientes se pretende montar la obra del gatopardismo chihuahuense. Todos, insisto, nos ofrecerán un cambio, para quedar en lo mismo. Pretensión de esa índole amerita una respuesta enérgica, ¿con desobediencia civil?, sí; ¿con rebeldía?, también.

Cuando así sea la “nueva normalidad” política, será un salto al pasado, y entonces se podría decir que estaremos mejor si regresamos a lo peor. Que no nos den gato por liebre.

Fuente: García, Jaime. (5/mayo/2020). Gatopardismo en Chihuahua. Chihuahua: www.jaimegarciachavez.mx

 

Tips al momento

Otorga federación al gobierno de Chihuahua el inmueble del Cereso3 en Juárez

El Gobierno Federal destinó al Gobierno del Estado de Chihuahua, el inmueble federal del Cereso 3 en Ciudad Juárez.

El  04 de marzo de 2022, el Gobierno del Estado de Chihuahua, solicitó se le otorgue el Acuerdo Administrativo de Destino del inmueble federal, para continuar utilizándolo como instalaciones que ocupa el CERESO Tres de Ciudad Juárez, para formar parte del Complejo Judicial del Distrito Judicial Bravos.

El inmueble cuenta con Registro Federal Inmobiliario 8-8923-7, con superficie de 300,281.075 metros cuadrados, ubicado en Calle Barranco Azul sin número, Colonia Toribio Ortega, Código Postal 32675, Municipio de Juárez, Estado de Chihuahua.

El Gobierno del Estado de Chihuahua, deberá custodiar y vigilar el inmueble, quedando obligado a cubrir los gastos necesarios para su conservación y mantenimiento, y demás servicios inherentes que en su caso se generen, así como el correspondiente aseguramiento contra daños del inmueble

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