Hola impuestos, adiós derechos

Desde aquel célebre  26 de agosto de 1789 en que se aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en Francia , la percepción de los sujetos facultados y las esferas de ejercicio se ha diversificado drásticamente como resultado de un mundo globalizado.

En la actualidad no solo se ha admitido que los derechos son de carácter universal sino que los derechos civiles o políticos han pasado a segundo término para abrir paso al debate de los derechos digitales ——acceso y uso de medios electrónicos y redes de comunicación— y humanos con el fin garantizar la igualdad entre todos los individuos.

La figura del Estado históricamente ha sido el encargado de velar que todos los ciudadanos gocen de los derechos que marca la ley, sin embargo, a veces la negligencia  y  los intereses personales de los que nos gobiernan han vulnerado el desarrollo óptimo de los habitantes de una sociedad aprobando normas que se oponen a la vida digna de las personas.

Así, el pasado miércoles 21 de octubre, la Cámara de Diputados aprobó la  Miscelánea Fiscal 2021, la cual tiene como objetivo aumentar la recaudación tributaria sin crear nuevos impuestos, pero al final, los ciudadanos siguen perdiendo.

Dentro de las nuevas disposiciones que se aprobaron en la Cámara baja, llama la atención la Ley Federal de Derechos, en la cual se propone incrementar  7%  las cuotas por el uso  (explotación y aprovechamiento) del espectro radioeléctrico. Lo cual se prevé que  afecte los costos de las tarifas de telefonía celular y de internet.

Le explico, el espectro radioeléctrico es el recurso que usan las empresas de telefonía e internet móviles para brindar estos servicios a los consumidores (usted y yo). Sin embargo, las empresas no absorben el aumento de cuotas,  los trasladan a los precios que nosotros pagamos para seguir percibiendo las mismas ganancias.

Según un estudio realizado por la operadora británica Cable en donde se analizaron los planes de datos móviles en 228 países y el costo promedio de 1GB  en el primer trimestre de 2020, México se encuentra en la posición 158º por ser un país que ofrece servicios de red muy costosos.

En México  los prestadores de servicios de telecomunicaciones deben pagar por un espectro 25% más caro que en otras partes del mundo y se ven afectados por una tasa tributaria que ha ido aumentado desproporcionadamente los últimos 4 años.

Ya a mediados del año, un análisis de 30  países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló que México es el país con peor calificación en educación en línea, ya que contar con una de las tarifas más altas de internet  —similar a Noruega o Australia— y  que solo el 44.3%, de los estudiantes mexicanos posean una computadora, imposibilita el aprendizaje virtual para casi la mitad de la población.

Lo anterior, deja en claro que las políticas actuales no van dirigidas a que los  niños y jóvenes de México tengan acceso a la educación, en cambio, aumentan la brecha tecnológica que existe en nuestro país.

Además, ese mismo miércoles fue rechazada por 218 legisladores, la iniciativa que buscaba modificar el artículo 2A y agregar un Artículo Transitorio a la Ley del Impuesto al Valor Agregado para qué los productos de higiene femenina fueran gravados con una tasa del cero por cierto (actualmente tienen un IVA del 16%) .

La iniciativa de ley buscaba garantizar una menstruación digna a las mujeres de México, pues su alto costo imposibilita a mujeres de todas las edades, el acceso a estos productos de primera necesidad, por lo que se ven obligadas a faltar a escuelas y trabajos o en condiciones extremas abandonarlos permanentemente.

La menstruación es un problema que deben enfrentar muchas mujeres alrededor del mundo y que agrava la desigualdad por género. En 2019 el documental Period. End of sentence”  estremeció al jurado de los Premios de la Academia por retratar la poca accesibilidad que tienen las niñas y jóvenes hindúes a prendas íntimas femeninas y como se ven orilladas a la deserción escolar.

Dentro de los testimonios que se recogen destacan dos, uno de una mujer adulta que afirma : “Estudié hasta la secundaria, pero cuando empezó mi periodo, se volvió muy difícil.El problema fue que al principio era muy complicado cambiarme la tela. Tenía que irme a algún lugar apartado a cambiarme. La tela que usaba se mojaba tanto que tenía que cambiarla frecuentemente y cada vez tenía que ir muy lejos a hacerlo.”  y sobre las toallas sanitarias, una niña dice : “Las vemos en la tele y en los cuentos , pero no nos alcanza para comprarlas” .

Un reporte de la Unesco sugiere que una de cada 10 jóvenes en África Subsahariana pierde clases cuando les llega el periodo.

En México esta realidad no es muy diferente, según Lorena Vázquez Ordaz, Directora Ejecutiva de The Hunger Project México, en Chiapas, Oaxaca y la Huasteca Potosina, las familias no cuentan con los productos adecuados para su aseo personal.

En  2018 el CONEVAL estimó que 52.4 millones de mexicanos viven en pobreza y 9.3 millones de ellos, en extrema pobreza, es decir no tienen para lo básico . Según la ONU  a nivel mundial, hay 122 mujeres de entre 25 y 34 años viviendo en condiciones de pobreza extrema por cada 100 hombres del mismo rango de edad.

Estos indicadores han empeorado por la pandemia, pero a la Secretaría de Hacienda le preocupa dejar de percibir 3,400 millones de pesos anuales más que las infecciones y precarización económica que ocasiona el impuesto rosa.

Mientras la prioridad del gobierno sea la recaudación tributaria, los mexicanos no avanzaremos en materia de derechos.