De especismo y pandemia

A pocas semanas de terminar el año, uno en el que hemos tenido que convivir con un virus que vino a poner de cabeza a la humanidad, hoy hace voltear nuestra atención hacia el reino animal, pero en esta ocasión no se trata de los murciélagos, animal al que se ha asociado su origen sin poder todavía asegurarlo completamente. Hasta el momento las evidencias científicas nos indican que la transmisión del virus ocurre entre seres humanos a través del contacto directo entre estos o de gotitas expulsadas al toser o estornudar de la persona enferma, sin embargo, también hay casos de transmisión del virus entre personas y animales. Tal es el caso de los visones de granja en Dinamarca, uno de los países que ha notificado a la Organización Mundial de Sanidad Animal sobre la aparición de coronavirus en estos animales.

En la región de Jutlandia, situada al norte de Dinamarca, los casos de granjas de visón infectadas por coronavirus se han extendido rápidamente sumando un total de 200 hasta el momento. Las autoridades danesas se encuentran investigando dichos casos, los cuales aparentemente derivan de mutaciones transmitidas a través de los visones; la agencia de salud de la ONU ha informado que desde junio en el país nórdico se han identificado 214 casos de COVID-19 en humanos cuyo origen se remite a 5 variantes de esta mutación, una de ellas particularmente dañina, pues limita la capacidad del organismo humano para crear anticuerpos, lo cual puede poner en riesgo la eficacia de las vacunas para controlar la enfermedad que se están desarrollando actualmente, según datos del Statens Serum Institut.

La epidemióloga Maria Van Kerkhove, jefa técnica de la OMS en la gestión del COVID-19, ha dicho en una conferencia de prensa en Ginebra que aún es muy pronto para conocer con certeza las consecuencias de esta mutación del virus; sin embargo, el gobierno danés dirigido por la primera ministra Mette Frederiksen, ha comenzado a tomar medidas preventivas para controlar la propagación de esta nueva cepa entre seres humanos y animales. Fue así como el pasado 4 de noviembre, la primera ministra danesa informó a través de un comunicado que se sacrificarían más de 17 millones de visones de granja, reafirmando su compromiso por salvaguardar la salud tanto nacional como internacional por medio de estas acciones.

Ante esta alarmante situación, es necesario traer a la mesa nuevamente un par de temas de suma importancia que se han discutido durante las últimas dos décadas, el maltrato animal y el uso de pieles.

Según datos de la Human Society International, Dinamarca es considerado uno de los mayores productores de pieles a nivel mundial junto con China, Finlandia y Polonia. En Europa se producen 42 millones de pieles al año, es decir, un 52% de la producción mundial distribuida en sus casi 5,000 granjas; sin embargo, la presión de grupos animalistas y el debate ético sobre el uso de estos productos, han obligado a los gobiernos de varios países a exigirle a los productores peleteros el cumplimiento de requisitos más rigurosos para su funcionamiento, los cuales eventualmente generan mayores costos para las empresas orillándolas a realizar cierres definitivos.

Respecto a la crianza de visón, Croacia, Holanda, Reino Unido, Suiza, Austria y Alemania han prohibido la instalación de nuevas explotaciones de este tipo de animal, mientras Dinamarca se posiciona como el país con más granjas dedicadas a la crianza de visón, animal confinado a vivir en condiciones precarias, donde lejos de encontrarse en condiciones dignas y óptimas para su desarrollo, permanecen encerrados en pequeñas jaulas en las cuales apenas y pueden moverse, lo cual les ocasiona un estado de estrés, miedo e incluso ansiedad traducido en conductas de autolesión, agresiones unos con otros y en ocasiones, la muerte.

 A pesar de la forma cruel en que se obtiene la piel de estos pequeños animales, los cuales suelen ser desnucados, gaseados o incluso electrocutados por vía vaginal, anal o bucal para luego ser despellejados, la demanda en el mercado por tan valioso producto continua al alza aun cuando hoy en día existen tecnologías capaces de sustituir los pelajes y cueros naturales, tales como las fibras de poliuretano, mismas que se emplea como base para la fabricación de piel sintética. En el aspecto económico, estas alternativas son mucho más baratas en su elaboración y no ocasionan el mismo nivel de contaminación que la producción de pieles naturales, cuyos químicos empleados en su tratamiento son muy dañinos para el ambiente. A través de los años, marcas reconocidas a nivel mundial de la envergadura de Gucci, Stella McCartey o Armani se han sumado a esta iniciativa que pretende prohibir el uso de pieles naturales, creando productos de la más alta calidad empleando únicamente materiales sintéticos.

Definitivamente la pandemia que estamos viviendo ha de marcar un antes y un después en la existencia humana, haciéndonos caer en cuenta de los errores cometidos hacia las demás especies con las que coexistimos en este planeta. El deseo de poseer de forma desmedida, incluso aquello que por naturaleza le pertenece a otro, nos ha llevado a cometer las peores atrocidades y errores imposibles de justificar bajo parámetros racionales. La crianza de animales para hacer uso de sus pieles hoy representa un grave riesgo para una especie que por siglos se ha creído dueño de todo aquello que se cruza en su camino, pero nunca ha sido así.

En esta realidad donde todos pendemos de un hilo, esperando tener mejor suerte que aquel que se sabe infectado, viéndose en la obligación de detenerlo todo y esperar a sanar o bien, a morir, aún podemos disponer algo de tiempo para reflexionar sobre el especismo sistemático que se niega a desaparecer por completo de la vida humana. Lo que alguna vez representó un lujo, hoy se ve convertido en una potencial fuente de contagios que podría retrasar el esfuerzo de millones que buscan generar un verdadero cambio, haciendo no solo lo que es mejor para ellos mismos, sino para todo aquel que se encuentre a su alrededor.