La paciencia, la añoranza y más paciencia

¿Cómo ha sido enfrentarse a este largo y tedioso proceso en el cual la paciencia que, quizás muchos no teníamos en nuestras vidas de antaño, se ha convertido en quizás la única aliada del ser humano ante el inevitable paso de los días y la búsqueda incansable de respuestas que disipen la densa bruma que acompaña a la incertidumbre cuando se transita por un rumbo completamente desconocido?

Paciencia es la que haría falta para dar respuesta a tan largo y rebuscado cuestionamiento, y es que no es para menos; vivir como lo hemos hecho durante todos estos meses ha significado una suerte de lucha constante entre nosotros mismos, las circunstancias externas y poco más que a estas alturas es poco factible enlistar pero que nos ha exigido mucho más de lo que hubiéramos imaginado. San Agustín decía que la paciencia es la compañera de la sabiduría, de igual modo, hacía una clara distinción entre el hombre que tolera los males y aquel que es impaciente, pues es este último quien terminará sufriendo aún más al intentar escapar a lo que le aqueja, en vez de imitar al hombre que soporta los males antes de cometerlos, evitando así enfrentarse a otros mayores.

Situados en la actualidad donde gran parte de la narrativa ha versado sobre el constante choque entre las dos posturas que plantea San Agustín, por fin se vislumbra un poco de luz al otro extremo del camino, pues aún no podemos hablar del final de este. Las vacunas que se han desarrollado en menos de un año hoy muestran resultados prometedores para una humanidad que no pierde la esperanza de recuperar lo que un día fue; entre las cuatro candidatas que han demostrado ser efectivas en la tercera fase de ensayos clínicos, se encuentran las creadas por Moderna, la Universidad de Oxford y AstraZeneca, el Instituto Gamaleya, así como por Pfizer y BioNTech. No obstante, es imperativo que cualquiera de estas opciones pase el último filtro antes de su distribución a nivel mundial, el cual depende de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y posteriormente de las agencias regulatorias de cada país.

Ante la urgencia de contener la enfermedad, la Organización Mundial de la Salud y otras instituciones especializadas en la materia, han determinado que en primera instancia será necesario obtener una “inmunidad de rebaño” a partir de la aplicación de la vacuna a un porcentaje de entre el 60 y 70% de la población mundial. Es de esperar que más de uno se cuestione si una vez vacunado será necesario continuar usando el cubrebocas, según información de la revista TIME la respuesta es sí, ya que hasta ahora los estudios muestran que es posible que las vacunas no eviten la infección ocasionada por el virus debido a su alta transmisibilidad; por ende, seguir las medidas de prevención de contagios continuará siendo fundamental para evitar la propagación del virus aun cuando más personas se hayan vacunado.

Por otro lado, el pasado 13 de octubre, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, dio a conocer que México suscribió tres contratos de pre compra con las farmacéuticas Pfizer, AstraZeneca y CanSino Biologics que en conjunto con el mecanismo COVAX, garantizarían el acceso a la vacuna a 116 millones de mexicanos aproximadamente.

Pfizer se ha convertido en la primera farmacéutica en ofrecer una fecha próxima para su distribución en nuestro país, una vez que sea aprobada el 1 de diciembre por la FDA y posteriormente por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Paola Fontanelli, directora corporativa de Pfizer México dijo en una conferencia de prensa que se espera que en diciembre o a más tardar en enero, la vacuna pueda comenzar a distribuirse entre los grupos prioritarios, tales como: personas de la tercera edad, personas con comorbilidades y trabajadores de la salud.

 Según lo pactado con la empresa estadounidense, México estaría recibiendo 125 mil dosis de la vacuna de Pfizer, esperando que para diciembre de 2021 dicho volumen se haya incrementado hasta alcanzar un total de 34.4 millones de dosis. Se estima que en un año 17.2 millones de individuos serán inmunizados con la doble aplicación que requiere la vacuna de Pfizer, teniendo un periodo de tiempo entre cada una de veintiún días.

A pesar del enorme avance que representa para México y el mundo estar a prácticamente nada de que comience la distribución de una o varias vacunas contra el COVID-19, el hacer caso omiso a las medidas sanitarias en la República Mexicana ha ocasionado que el índice de contagios se encuentre al mismo nivel del mes de agosto, en el cual hubo 6,145 casos cada 24 horas.  El número de muertes durante las últimas cuatro semanas ha sido de 489, una cifra mayor a la registrada en septiembre y en octubre; de continuar con la tendencia actual es posible que para mediados de diciembre puedan contabilizarse 472 decesos diarios, según lo proyectó así el Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington.

Tal parece que la falta de paciencia a veces nos juega una mala pasada, sin embargo, en una situación tan crítica como en la que nos encontramos, ir contra corriente es algo que se cobra caro. Lo mínimo que se esperaría de cada uno de nosotros en lo que podrían ser los últimos meses de incertidumbre sería actuar con mayor prudencia que antes, tener el coraje de realizar una proyección sobre nuestra existencia a largo plazo y aferrarse a ello. Volver a la vida de hace un año se ha convertido en una añoranza más que en una posibilidad, puesto que así nos lo exige el cambio. Son muchos retos a los que nos hemos de enfrentar aun después de que comience la distribución de la vacuna. Habrá que esperar por nuestro turno, de eso no hay duda.