
Cuando somos pequeños, nuestra imaginación parece no tener límites. Nos creemos capaces de ser cualquier cosa.
¿Qué pasa con eso cuando crecemos?
¿Cuántos deseos se ven limitados?
A medida que el tiempo avanza, vamos aprendiendo distintas creencias, relacionándonos con distintas personas y adquiriendo hábitos, ideologías, prejuicios…
De repente, ya no somos ese niño o niña capaz de volar al espacio y salvar a la tierra de un meteorito. Tampoco somos espías secretos, reina de un palacio en otro planeta (este oficio me hubiera encantado ).
Y está bien dejar algunas fantasías de lado. Pero, ¿qué pasa con esos deseos que quizás son más realistas y realizables? ¿Quién nos convenció de que no podemos dedicarnos a lo que nos gusta?
Me encuentro con muchas personas realizando trabajos administrativos cuando querrían haberse dedicado a trabajos creativos. O en oficinas cuando querrían estar trabajando desde cualquier otro lado. O en cualquier lado y queriendo trabajar en oficinas. O trabajando para alguien más cuando querrían trabajar por su cuenta.
Bueno, si eres uno de esos: Esta es la señal que estabas esperando; Pregúntate, ¿qué te hubiera gustado ser de grande? ¿Se parece en algo a lo que te convertiste hoy? ¿A tu “yo pequeño”, le gustaría tu “yo adulto”?
Es importante que seas honesto contigo mismo y con lo que sientes. A veces, nuestras trabas mentales pueden alejarnos del camino que nos hubiera gustado elegir.
Y que tire la piedra el primero que NUNCA se haya equivocado de rumbo. O al que todo le salió perfecto a la primera… ¿No? ¿Nadie? Me imaginé…
Conocer el poder de nuestra mente y lo que puede influir en nuestras decisiones a lo largo de nuestra vida es CLAVE para entender que, si nos lo proponemos, podemos ser quienes queramos.
Mientras tengas metas claras y realizables, un plan de acción, y mucha pasión: Con tiempo, esfuerzo y constancia se puede.
A ver, todos vivimos en contextos distintos y nuestras vidas no van a ser las mismas. También, van a suceder cosas que nos van a poner en ciertas posiciones. Pero es cuestión de colaborar con lo inevitable, aceptar lo que nos pasa y avanzar, y planear, y actuar en base a lo que nosotros deseamos desde donde estamos.
Y te prometo que no es verso, después de mucho tiempo, de un gran cambio de mentalidad, de trabajo duro y muchos tropiezos; pude comprobar que si me lo propongo, puedo ser lo que quiero.
¿Qué quieres ser cuando seas grande? (Y por grande me refiero a: Cuando estés listo para dar el paso y vivir la vida que quieres)
Cuida tu vida, tus deseos, a tu niño interior.
Date el gusto de esforzarte por tener la vida que siempre quisiste.
Hazte feliz.
Érika Rosas