Existe el rumor de que la figura de la Primera Dama se inventó para imitar las funciones protocolarias de su homóloga estadounidense, como acompañar al jefe de Estado en eventos importantes y atender la beneficencia social. En México nos queda claro la similitud del término con Estados Unidos, la última Primera Dama también poseía una “Casa Blanca” y la penúltima trató de seguir los pasos de su marido, al estilo Hillary.
En este sexenio, el cargo honorario fue suprimido para que no hubiera “mujeres de primera ni de segunda''. Situación aplaudible, en cuanto a paridad y economía, para evitar extravagancias propias de una familia real y no relegar la figura femenina a un cargo secundario, pero como dijo Joan Sebastian: “Puedo cambiarte el nombre, pero no cambio la historia”.
En estos días me he preguntado: ¿Qué actividades desempeñaría en la actual administración la Primera Dama? ¿Cómo sería la personalidad y actitudes de la mujer que acompaña al presidente?
Claro, bajo la hipótesis de que México fuera un país retrógrada que condenara a las mujeres a vivir en la sombra, una suposición imposible de visualizar para ojos que no han visto tal cosa. Siendo yo de corta imaginación y basándonos en meras especulaciones banales, determiné lo siguiente:
Pero bueno, en nuestro país no existe la Primera Dama, así que es mejor enfocarnos en personajes que sí pueden desempeñar un cargo y cuya reputación debería ser analizada antes de marcar la casilla. El siguiente año se eligen 15 gubernaturas en el país, dentro de las que se encuentra Sonora y es por eso que muchos partidos ya alistan a sus candidatos para el gobierno del estado vecino. La competencia se anticipa reñida, pero los curriculums parecen los mismos en Morena y PT, parece que ser la escoria de los políticos es requisito.
Los nombres que suenan, han ocupado un puesto importante en la 4T, específicamente en organismos controversiales, ya sea titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) o secretario de Seguridad y Protección Ciudadana — a pesar de que la Guardia Nacional prometía reducir los índices de seguridad, su uso ha sido politizado y sus miembros se han involucrados en delitos de homicidio y abuso de autoridad.
La participación de Ana Gabriela Guevara y Alfonso Durazo en el gobierno actual no ha sido precisamente en contra de la corrupción, el estandarte del presidente; factor cada vez más común entre los militantes y funcionarios de Morena. Los candidatos por Sonora han protagonizado escándalos de desvío de recursos y extorsión, luego de asignar contratos millonarios por adjudicación directa o han sido acusados de nexos con el narcotráfico, respectivamente.
Guevara y Durazo han militado en diferentes partidos, con tal de mantenerse en la nómina, ambos llegaron hasta donde están hoy gracias al apoyo incondicional de Lopéz Obrador, pero ahora se enfrentarán en las elecciones del 2021, así que la rivalidad es latente. Esperemos que la oposición tenga mejores prospectos porque ¡No hay a quien irle! En una de esas, alguno gana y el gran perdedor será la ciudadanía.
Los bebés creen que los adultos desaparecen cuando se tapan la cara, ¿podremos seguir ocultando la cara de hipocresía y cinismo de los que encabezan el país?