
La defensa de los cerros en la ciudad de Chihuahua, ante su acelerada destrucción y contaminación producto de una salvaje expansión urbana, ha detonado un gran diálogo social entre diversos sectores de la población, donde la pregunta es: ¿Cómo se debe desarrollar nuestro entorno y hábitat, sin perjudicar la naturaleza y sin dejar de promover el bienestar entre la ciudadanía?
Esta reflexión colectiva es un síntoma muy positivo, pues la democracia y el estado de derecho se basan en la participación activa y en la toma de decisiones y compromisos por parte de quienes habitamos el territorio, sin embargo, quienes elaboran las políticas públicas todavía no toman en cuenta la urgencia ambiental y territorial de Chihuahua y siguen diseñando planes urbanos que a simple vista son un fracaso, pero con el pretexto de que el impulso más importante que tiene nuestra sociedad es la propiedad privada y la búsqueda de ganancia económica individual e inmediata.
Pero no es así.
El impulso más importante de la sociedad es la autopreservación. El que una sociedad sea exitosa se mide en su capacidad de seguir existiendo a través del tiempo con una constante mejoría de la calidad de vida de la mayoría. Son los valores, el respeto, la empatía, el apoyo mutuo, las verdaderas bases del crecimiento y el desarrollo. Si la propiedad privada y la ganancia económica individual e inmediata no aseguran la conservación de estos factores, el tejido social y ambiental es destruido, como actualmente presenciamos, con sus dramáticas consecuencias.
Por ejemplo, el hecho de que en 5, 10 o 15 años, se pueda acabar el agua para uso doméstico, revela el fracaso de un modelo social, económico y político que no pudo autopreservarse. Es decir, los sistemas que no son sustentables tarde o temprano desaparecerán con sus respectivas consecuencias en términos de desastres sociales y ecológicos. (El hecho de que el agua esté llenando las presas no significa que la sequía haya acabado. La mayoría de esa agua se destinará a cultivos de exportación y los acuíferos siguen en números rojos por la sobre explotación, tendría que llover con esta intensidad durante años y limitando la extracción y explotación del agua para que los acuíferos pudieran recuperarse)
Por lo anterior, considero fundamental aclarar una serie de puntos básicos para que los propietarios, empresarios y población en general, podemos establecer un terreno común donde todas las partes salgamos beneficiadas de una ciudad planificada de forma comunitaria, sustentable y ecológica, que además promueva las ganancias económicas para todos los sectores en el largo plazo:
1. Proteger los Cerros beneficia a todos los sectores de la población, incluso a los propietarios, ya que el desmonte, megaproyectos o fraccionamientos no es la única forma de obtener dinero de los cerros. El pago por servicios ambientales de captación de agua en los últimos años ha generado aproximadamente 10 millones de pesos en los ejidos que rodean la ciudad de Chihuahua como es el caso de la Sierra Azul, donde una obra de infiltración de agua genera captación del vital líquido y dinero para los propietarios de la tierra. Esto es ganar-ganar. Una visitón más moderna del territorio nos ofrece la posibilidad de un modelo sustentable en lo económico y en lo ecológico. Se podrían realizar estas obras en la Sierra Nombre de Dios, en la Sierra del Mogote, en el Cerro Grande y en muchos lugares, donde se captarían a los acuíferos millones de litros al año y además los propietarios podrían gozar de un beneficio económico.
2. Existe un sin número de alternativas económicas y sustentables en lo ecológico de actividades que se pueden desarrollar en los cerros. Por ejemplo, muchos fraccionamientos que destruyen cerros venden en su publicidad el atractivo de su paisaje. Es un factor muy importante para promover el turismo en la ciudad de Chihuahua. Las actividades deportivas, como carreras o caminatas en senderos, son una fuente de bienestar económico y de salud para los individuos y sus comunidades. De igual forma, los cerros cuentan con especies comerciales de alto valor productivo como lo es el huizache, el mezquite, el encino, el agave y el nopal, lo que posibilita la producción masiva de bienes alimenticios y medicinales cuyo cultivo no implica riego, ni desmonte ni utilización de químicos para fertilizar o para combatir plagas, ya que el ecosistema está adaptado a estas especies y muchas otras. En resumen, otro ganar-ganar sería que los propietarios implementen rutas, senderos, parques y cultivos en los cerros, los cuales generan un beneficio económico pero también una sustentabilidad ecológica.
3. Lo anterior es bajo el entendido de que la constitución mexicana, la carta magna, establece que el suelo es propiedad de la nación, no de particulares. La propiedad privada es una forma que reviste la tenencia de la tierra, pero que no está por encima de la propiedad de la nación. Por eso, si yo tengo un terreno no puedo hacer lo que se me antoje con él, a pesar de que haya políticos que crean lo contrario. En un área urbana, no puedo meter vacas o caballos, pues estaría causando problemas de salud, así como en un suelo de preservación, no puedo construir una fábrica de productos químicos aunque yo tenga la propiedad de mi terreno, debo de adecuarme a las leyes y a los usos del suelo. Aunque los gobiernos municipales autorizan a discreción los permisos y cambios de uso de suelo, eso no quiere decir que sea favorable o que sea legal. Las leyes federales establecen una serie de requisitos, y en la mayoría de los casos, el suelo no urbanizable, o de preservación ecológica debe conservar ese status, ya que una de las principales causas del cambio climático, la sequía y la crisis ambiental, es la perdida de suelo ecológico. Por lo tanto, no es un interés social ni interés público que se autoricen actividades económicas en un suelo forestal de zona árida o de conservación ecológico, y es muy probable que estos procesos caigan en irregularidades y en la ilegalidad. Esto daña el estado de derecho y promueve un ambiente de ilegitimidad en las autoridades y en los sectores propietarios de la tierra. Esto no nos conviene a nadie ¿verdad? Esta situación es un perder-perder.
4. Los propietarios de los cerros deben de ser consultados pero no solo o no fundamentalmente para no “afectar sus intereses”, pues son intereses particulares y el gobierno debe de velar por los intereses públicos y sociales siempre ante todo. Los propietarios deben de ser consultados pues pueden contribuir en gran medida en el desarrollo de medidas económicas y ecológicas que nos beneficien a todos. Pero de ninguna manera tienen la ultima palabra ni la decisión en si un área o predio de su propiedad se debe o se puede proteger. Muchos propietarios de cerros han querido proteger sus terrenos, sin que el gobierno les haga caso, otros han contribuido en el deterioro ambiental sin sufrir ningún tipo de consecuencia. Lo que dice claramente la ley es que las áreas naturales protegidas se pueden declarar en cualquier tipo de propiedad o tenencia de la tierra y que esto no implica expropiar a nadie. Es decir, si tu terreno está dentro de un área natural protegida, sigue siendo tu terreno, pero ya no puedes destruirlo a tu antojo. De hecho, aunque no sea área natural protegida, tampoco puedes hacer lo que tu quieras con tus terrenos, ahí está la ley. Pero siendo área natural protegida, tu terreno ya puede acceder a apoyos monetarios por la protección del suelo y la ecología