En los últimos meses, mientras las aguas del comercio internacional se agitaban con amenazas de aranceles y tensiones geopolíticas, un actor ha mantenido el rumbo firme de la economía mexicana: COPARMEX. No como espectador, sino como protagonista.
La reciente participación de nuestros líderes a nivel nacional, en las negociaciones clave entre México y Estados Unidos, no fue una casualidad, sino la confirmación de un liderazgo construido a lo largo de décadas.
Desde Cuauhtémoc, donde los campos de manzanos se mezclan con parques industriales, observamos con orgullo cómo nuestra Confederación ha asumido el rol que nadie más podía llenar.
Mientras otros hablaban, COPARMEX negociaba. Mientras algunos se limitaban a analizar, nuestra organización actuaba. Los resultados están a la vista: potenciales exenciones arancelarias para sectores estratégicos, puentes comerciales que parecían rotos se reconstruyen, y lo más importante, la voz de las empresas mexicanas siendo escuchada donde realmente importa.
¿Por qué es fundamental este liderazgo para Cuauhtémoc? La respuesta se encuentra en nuestros campos y fábricas. Somos una región que exporta no sólo productos, sino prosperidad.
Cada manzana que cruza la frontera, cada pieza manufacturada que llega a los mercados internacionales, representa empleos, familias sostenidas y comunidades que crecen. Cuando COPARMEX se sienta a la mesa con las autoridades estadounidenses, no está negociando abstractos conceptos económicos: está defendiendo el pan nuestro de cada día de miles de chihuahuenses.
Pero este no es momento para conformarse. La integración de nuestra región a esta agenda binacional debe ser prioridad. Las empresas de Cuauhtémoc tienen mucho que aportar a este diálogo: experiencia, capacidad productiva y, sobre todo, esa mezcla única de espíritu norteño y visión global que nos caracteriza. El camino que COPARMEX ha abierto es claro, pero requiere que todos demos un paso al frente.
El futuro del comercio exterior no se escribirá sin nosotros. Las próximas rondas de negociación definirán el destino económico de nuestra región para la próxima década. Tenemos la oportunidad -y la responsabilidad- de asegurar que Cuauhtémoc ocupe el lugar que merece en este nuevo mapa comercial.
COPARMEX ha demostrado que puede llevar la batuta. Ahora nos toca a nosotros, los empresarios del noroeste, formar parte de esta orquesta. Los invito a sumarse activamente a esta causa común, expresándonos sus necesidades como agremiados, como ciudadanos, porque cuando defendemos nuestro comercio, defendemos el futuro no solo del sector empresarial, sino de toda nuestra comunidad.
Carlos Hermosillo