El vértigo del escalón perdido

Una reflexión personal/Luis Villegas
luvimo6608@gmail.com, luvimo6614@hotmail.com

Hay quienes confunden un nombramiento con una coronación, una toga con un pasaporte (o un pasamontañas con metralleta incluida) o una sala de justicia con un módulo de atención para amigos del régimen o para quien el régimen recomiende (una especie de regimontaños).

Ésos son algunos de los nuevos habitantes del vértice, de la cima, de la cúspide, del pináculo (’ora, ’ora), de la cumbre, del apogeo, de la cresta, del sagrado picacho, recién llegados al Olimpo de los plenos, que en vez de mirar hacia abajo con la nariz metida en librotes para entender lo que deben juzgar, voltean hacia los costados para ver a quién se traen (o qué se llevan).

No han rendido protesta aún, pero ya están cobrando favores.

No han dictado una sola sentencia, pero ya reparten puestos como quien reparte volantes en la plaza. Sus maletas no traen códigos ni tratados, sino listas de nombres. Su prisa no es por reformar la justicia: es por secuestrarla antes de que alguien la encuentre.

Así se empieza a pudrir un Poder: cuando sus magistrados y jueces quieren ser más operadores que servidores, más siervos (o cómplices) que ciudadanos, más dueños de la ley que obedientes a su mandato.

Hay quien aún cree que el mérito o la dignidad son una superstición de los ingenuos; que basta haber resistido el quinquenio anterior para merecer un feudo; que haber tenido un “padrino” el domingo se traduce en tener ahora un “ahijado” de por vida, para colocar o promover.

Mientras tanto, lo urgente —los criterios judiciales anacrónicos, la violencia estructural contra las mujeres, el rezago de causas, la precariedad de los juzgados, el miedo de secretarios de primera instancia (o de Sala) a sus superiores— se recrudece y archiva como si fuera asunto menor.

¿Dónde están los magistrados y jueces que callan, pero observan? ¿Dónde los que dictan resoluciones incómodas sin pedir permiso? ¿Dónde los que saben que ser imparcial no es quedar bien con todos, sino quedar bien con nadie?

La toga, esa tela pesada que alguna vez simbolizó imparcialidad y decoro, a partir de hoy se empezará a usar como capa de supervillano de caricatura. Hay quien ya la rasgó para mostrar lo que lleva debajo: no el pecho limpio de quien hará justicia, sino el torso peludo de quien vino a vengarse, a cobrar, a capturar o… peor: a exhibirse. Esos machos de lomo plateado que descubren sus vergüenzas mientras pagan o cobran favores sin haber abierto jamás un libro o un código en su perra y miserable vida.

Dicen que en la agitación del poder, la verdadera caída no se percibe al principio; que se empieza a notar cuando un magistrado o juez empieza a preguntarse no si lo que hace es justo, sino si le conviene; o lo que es absolutamente más peligroso, cuando ni $iquiera se lo pregunta.

Allí empieza el vértigo del escalón perdido.

Y luego la justicia se desploma.

¡Agárrate Justicia, que vamos a galopar!

Luis Villegas

 

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Lucha Castro acusa “traición al pueblo” la ausencia de diputadas de Morena que permitieron el crédito de 3mil mdp

La activista y exconsejera de la Judicatura del Estado de Chihuahua, Luz Estela Lucha Castro, lanzó una dura acusación pública contra las diputadas locales de Morena Edith Palma y Rosana Díaz, a quienes señaló de haber “traicionado al pueblo de Chihuahua” tras ausentarse de una votación en el Congreso del Estado que permitió la aprobación de un endeudamiento por 3 mil millones de pesos.

A través de un mensaje difundido en redes sociales, Lucha Castro —quien formó parte del Consejo de la Judicatura durante el gobierno de Javier Corral Jurado— sostuvo que la inasistencia de las legisladoras no fue accidental, sino una decisión política que, en los hechos, favoreció al gobierno estatal encabezado por Maru Campos.

“Al huir de la votación, dejaron pasar el endeudamiento por 3 mil millones de pesos y le hicieron el trabajo sucio a Maru Campos”, afirmó.

En su pronunciamiento, la exconsejera fue contundente al calificar la actuación de las diputadas como una omisión deliberada que permitió la aprobación de más deuda pública para la entidad. “No defendieron a la gente, no enfrentaron la votación y sí protegieron al poder”, señaló, al tiempo que cuestionó su identificación con los principios del partido Morena.

Lucha Castro subrayó que la ausencia de Palma y Díaz tuvo consecuencias directas en el resultado legislativo, ya que su participación habría podido modificar el sentido de la votación. “Ausentarse fue una decisión política. Y esa decisión fue contra Chihuahua”, escribió.

Hasta el momento, Edith Palma y Rosana Díaz no han emitido una postura pública en respuesta a los señalamientos.

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Hasta el momento, Edith Palma y Rosana Díaz no han emitido una postura pública en respuesta a los señalamientos.

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