
Proceso realizó un viaje de Mérida a Campeche y otro de Playa del Carmen a Mérida este verano y encontró estaciones vacías y la queja de que el tren no está bien conectado con sitios de interés turístico y laboral, por lo que muchos tienen que completar el viaje recurriendo a combis y autobuses.
A veces lleno, otras casi vacío, el Tren Maya avanza entre vías empotradas en medio de una selva quebrantada sin todavía ser parte de la promesa de la 4T: unir comunidades y apuntalar destinos turísticos, como los de Quintana Roo, que ahora enfrentan lo que se señala como una de las peores crisis de ocupación hotelera en su historia.
Entre Cancún y Playa del Carmen, donde se yergue el corredor turístico más grande del país, el tren parte de manera puntual en tres horarios en este verano, temporada vacacional en la que a los hoteleros las cifras no les cuadran, pues los porcentajes de ocupación caen más cada día.
Lo anterior ocurre precisamente el fin de semana que precedió al incidente en la estación Izamal el martes 19 de agosto, que el general Óscar David Lozano Águila, director del Tren Maya, insiste que no se trata de un descarrilamiento.
Así, el silbido de la locomotora construida por la empresa parisiense Alstom suena al arribar a cada estación y también prende sus luces, pero éstas no “iluminan” a Playa del Carmen, corazón de la Riviera Maya, ni a Cancún.
Entre ambas, el tren hace un recorrido en poco menos de una hora, pero no llega a ningún sitio de interés turístico y laboral, porque tampoco hay un horario especial para trabajadores como se prometió, ni mucho menos una accesibilidad económica que permita al grueso de la población transportarse en sus vagones.
Por ejemplo, dentro del Tren Maya, una torta de la tradicional cochinita pibil, uno de los platillos más asequibles para los habitantes de la península de Yucatán por su costo, se vende a 130 pesos, casi al triple.
La cochinita pibil es el platillo gastronómico que más se consume en toda la península de Yucatán, como en Nuevo Xcán, una de las comunidades mayas de los alrededores de Cancún y la Riviera Maya, donde el gobierno federal construyó una estación, aunque en este verano ahí nadie sube ni nadie baja.
La estación en dicha comunidad pasa desapercibida y sus cinco mil 782 pobladores prefieren utilizar las combis para salir o arribar a la demarcación, puerta de entrada a la isla de Holbox, uno de los puntos de más alto interés turístico en esta entidad.
El Tren Maya, en este verano, sólo dispuso una corrida directa de Playa del Carmen a Mérida, pero en horario nocturno, imposible de utilizar dada la falta de conectividad entre la estación de la capital yucateca con el centro histórico. El recorrido, promete el tren, dura cuatro horas con 24 minutos.
Sin embargo, en el día la única opción es realizar un transbordo en Cancún en cinco horarios, con la posibilidad de hacer el viaje en hasta seis horas. Lo anterior lo pudieron comprobar los reporteros que esto escriben los días 13 y 16 y 17 de agosto último cuando subieron a este medio de transporte, que consume casi el doble de tiempo que hacen los autobuses ADO, los más demandados en la región, muy por encima en rapidez del Tren Maya.
En la estación Cancún Aeropuerto, al igual que en Playa del Carmen, debido al poco flujo de salidas de trenes por una baja demanda de boletos, las estaciones permanecen vacías varias horas al día, casi abandonadas en medio de locales comerciales que, a casi año y medio de que se habilitaron, nadie busca rentar para poner un negocio.
Son estaciones fantasma, donde entre los trabajadores de locales que sí han abierto se menciona con preocupación que pronto deben atraer clientes o sus trabajos desaparecerán.
Son las 9 de la noche del día 16 a las afueras de la estación Mérida Teya y los pasajeros, tras haber abordado el tren a las 2 de la tarde con 20 minutos en Playa del Carmen, con transbordo en Cancún, se dan cuenta de que el transporte alterno es casi inexistente.
Asoma por ahí el servicio del IE-Tram, un autobús eléctrico que sale a las 10 de la noche, con el cual los pasajeros sumarán más de ocho horas de viaje para llegar al centro histórico de Mérida.
A esto se une una llovizna, y junto al calor que no cede, Mérida parece un auténtico sauna en esta noche. Al fin el IE Tram inicia su marcha y tras minutos eternos se llega al centro histórico de una ciudad que ya duerme, contrario a los destinos turísticos de Quintana Roo, donde la actividad se extiende hasta la madrugada.
El Tren Maya sale puntual nuevamente a las 9:18 de la mañana de Mérida rumbo a Playa del Carmen, no sin antes hacer una parada en la estación Chichén Itzá y luego el transbordo en Cancún.
Pasa por la estación Izamal, unas 50 horas antes del percance que se insiste no fue un descarrilamiento, el tercero de un hecho similar que ha ocurrido en el Tren Maya: en marzo de 2024, en la estación de Tixkokob, y en enero de este año en Limones, con unos furgones de balasto que se salieron de las vías.
El percance hace recordar que cuando el tren circulaba por ese tramo se escuchaban tronidos que, a decir del personal, suelen ser normales por el cambio de vía.
En la estación Chichén Itzá, al descender, no se ven indicios de esas millón 502 mil 319 personas que han subido al Tren Maya desde su operación, presumido el pasado 15 de agosto por la presidenta Claudia Sheinbaum en su visita a Chetumal.
La estación está desierta. Su lejanía con el sitio arqueológico de Chichén Itzá, el más visitado de México con más de dos millones 200 mil personas que recibió el año pasado, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hace difícil su uso, lamentan los trabajadores del tren.
Información de Proceso