
Este es uno de esos días en el que observando lo que sucede y no sucede en el país, en donde lo prioritario es hacer de lo nimio lo importante y silentemente anhelar algo mejor, pero sin decidirnos a generarlo, la mente se altera, los sentimientos desbordan y la. realidad aflora. En una época como la actual debemos estar muy atentos de, en dónde ponemos nuestros sentidos y sobre qué bases fijamos nuestras prioridades. Más aún en estos tiempos de proliferación de Internet y de las redes sociales, donde las mentiras y engaños corren libremente apoyados en el anonimato y en la impunidad.
La gente en el mundo a menudo da más valor a cosas erróneas, muchos usualmente se enfocan (y quieren que nos enfoquemos) en lo que nos hace sentir bien, así como en hacer de todo para que tengamos más posesiones materiales. Por si fuera poco se le da prioridad a la belleza y a lucir bien por encima del desarrollo de nuestra propia identidad. Buena parte del tiempo somos abrumados con este tipo de valores a través de todo tipo de medios posibles, tanto que es muy fácil que pensemos que Dios nos creó y colocó en la Tierra para obtener todo lo que podamos, así como para sentirnos y vernos lo mejor posible.
Es usual en esta época que no nos agraden nuestras circunstancias, aunque como respuesta a ello a menudo hacemos lo contrario de lo que deberíamos: queremos que las circunstancias cambien antes de que estemos dispuestos a tomar las decisiones correctas, las que van a influir para bien de verdad en uno y en los demás. De hecho si aceptamos que somos responsables de las decisiones que tomamos, no culparemos a otros ni a nuestras circunstancias por las dificultades que surjan a raíz de esas decisiones, y menos aún juzgaremos a otros por ello.
Ya no nos sorprende que libres pensadores, poetas, sociológos, psicológos, analistas serios son neutralizados, opacados, eliminados por personas que tan solo tienen la habilidad de subir estupideces a las redes sociales, se perciben como generadores de contenido o influencers y con tan solo seguir tenencias influyen más que cientos de estudios serios y con compromiso social, esa debilidad de no buscar la verdad y dar por sentado todo lo que se dice, escribe y transmite refleja tan sólo la pérdida de la necesidad de buscar el conocimiento y desarrollo personal. Por ello en nuestro trato con los demás, deberíamos poner mucha atención para no juzgar según las apariencias o según la opinión de otros, que es lo que hacemos normalmente, desafortunadamente…Así las Cosas.
Y ando depre...disculpen.