
Hace unos días leí en diversos medios de comunicación sobre la cuota compensatoria al arancel que Estados Unidos evalúa imponer a las exportaciones de remolques bajo la partida HS8716. Para muchos, eso puede sonar como un tecnicismo en el comercio internacional, pero para quienes vivimos en Cuauhtémoc, es hablar de uno de los pilares de nuestra economía y de un orgullo local que ha puesto al municipio en el mapa nacional e internacional.
Se estima que esta industria sostiene alrededor de 10 mil empleos en la región: 3 mil directos y 7 mil indirectos. Eso representa una masa salarial de más de 480 millones de pesos al año, además de las aportaciones en cuotas obrero-patronales que rondan los 150 millones de pesos (Tiempo y Prensa Digital MX, septiembre de 2025). Hasta mayo de este año, las exportaciones de remolques habían alcanzado los 130.5 millones de dólares, una cifra que refleja la fuerza productiva y la capacidad exportadora de nuestro municipio.
Lo que quiero destacar es que no se trata de una carga ni de un problema, al contrario, es un motivo de orgullo. Cuauhtémoc, gracias a la visión de sus empresarios, al esfuerzo de sus trabajadores y al talento de sus jóvenes, se ha consolidado como un motor industrial de Chihuahua. Nuestra gente ha demostrado que aquí no solo se produce manzana, también se fabrican productos de calidad que compiten en los mercados más exigentes del mundo.
Por eso, más que preocuparnos, este episodio debe inspirarnos a reflexionar sobre la importancia de diversificar nuestras actividades económicas. No podemos depender únicamente de un solo producto o de un solo mercado. La diversificación no es para sustituir lo que ya tenemos, sino para complementarlo y fortalecerlo: agroindustria con valor agregado, manufactura ligera, tecnología, turismo cultural. Todo suma a un desarrollo más equilibrado y más resistente ante cualquier circunstancia.
Y en esta ruta hay un papel fundamental: el de los jóvenes que egresan de nuestras universidades. Necesitamos generar oportunidades para que se queden aquí, en su tierra, aportando con su preparación y su energía al crecimiento del municipio. Que no tengan que emigrar para buscar un empleo digno, sino que encuentren en Cuauhtémoc las condiciones para desarrollarse, innovar y formar parte de proyectos que representen con orgullo a nuestra comunidad.
Hoy tenemos que ver esta coyuntura como lo que realmente es: un recordatorio del valor de nuestra industria, del esfuerzo de miles de familias y del potencial que aún tenemos por explotar. Si logramos diversificar, apoyar al talento joven y mantener el espíritu de trabajo que nos caracteriza, Cuauhtémoc no solo seguirá siendo una potencia en Chihuahua, será también un ejemplo nacional de cómo un municipio puede crecer con dignidad, con visión y con orgullo.