El buen funcionario

Se levanta temprano

Entiende el servicio como una vocación; encuentra en él la oportunidad de servir a los demás.

Es jefe pero sobre todo es líder. “La palabra convence, pero el ejemplo arrastra”.

Sabe hacer equipo, delega sin abandonar la responsabilidad; supervisa puntualmente lo que encarga y obtiene resultados.

Mientras delega libera tiempo no para descansar, sino para pensar y hacer tareas que generen el plus en la responsabilidad que se le encomienda.

Va siempre al frente de los suyos; en las buenas y en las malas.

Habla poco pero hace mucho.

No descalifica o usa palabras rimbombantes; tampoco busca despertar emociones; eso lo deja para los candidatos. 

Sabe que el discurso no genera frutos, no hace obra pública ni lleva servicios a las comunidades.

Es ejemplo en orden, eficiencia y define y concreta objetivos que benefician a la ciudadanía.

Pone el “Sí” siempre por delante y el “No se puede” es inexistente en su diccionario de conducta.

Los viáticos los usa para viajar, sin séquito, en busca de recursos y no en conferencias en otros estados o en restaurantes para abultar la cuenta de “gasto corriente”.

Sabe platicar con otros órdenes o niveles de gobierno sin importar que su origen partidista sea distinto al de él.

Entiende que las elecciones son la guerra total pero que en el gobierno es la colaboración y coordinación absoluta.

Desarrolla proyectos de ciudad y gestiona recursos para hacerlos realidad.

Es responsable y hace rendir los recursos porque los invierte con honestidad.

Cito ejemplos reales de lo que aquí mencionó.

1.- Corre el mes de Octubre. Un presidente municipal electo se reúne con su gabinete y les pide pavimentar 50 calles, una cada dos días, en los primeros cien días de gobierno.

Los directores lo corrigen. “Es imposible; el año está por finalizar”, aseguran.

El Alcalde responde. Pueden pavimentar y gestionar que el pago se haga en Enero con recursos del predial?

Sí, responden apenados los demás.

Al final de los 100 días se pavimentan 120 calles, más de una por día y no se pide fiado ni prestado un solo peso.

2.-El Presidente pide proyectos a su gabinete para visitar Secretarios del gobierno federal. Los funcionarios responden que es un esfuerzo inútil, que nadie lo va a atender y que su visita será infructuosa.

El Alcalde responde que el “No” ya lo tiene, hace el viaje; lo reciben Secretarios y Directores de descentralizadas y todos, absolutamente todos, lo apoyan con recursos millonarios para hacer obra pública como nunca antes.

3.-Un Director General le pide a sus directores de área metas de vivienda a construir en todo el Estado en el año que está por comenzar.

Los directores cuestionan que para fijar el número de viviendas requieren conocer el presupuesto o el dinero que existe para ello.

“Ni un peso”, responde el Director General. “Ustedes se encargan de levantar un inventario de necesidades y yo me encargo de conseguir el dinero para construir”

En los siguientes meses se hace gestoría en México, en Delegaciones Federales, se logran acuerdos con municipios y beneficiarios y se construyen alrededor de cinco mil viviendas nuevas y 7 mil ampliaciones.

El presupuesto de inversión de la dependencia fue de 3.5 millones en tres años. La obra pública que se dejó por todo el Estado ascendió a casi $800 millones de pesos.

El “No se puede” simplemente se elimina como argumento del porqué las cosas dejan de suceder.

El buen funcionario, termino, no basa su logro en gastarse lo que le asignan, sino en multiplicar por tres, cuatro o cinco veces lo que recibe para traducirlo en bienes públicos para la población.

Colaboración especial / Carlos Borruel 

Tips al momento

Multas nuevas, calles viejas

De cara al presupuesto 2026, el tema de las multas de tránsito vuelve a colocarse sobre la mesa, no sólo por las actualizaciones que se prevén en sus montos, sino por la evidente contradicción entre la severidad con que se sanciona al automovilista y la indiferencia con que se atienden las condiciones de las calles.

 

Mientras el reglamento de Vialidad detalla con precisión sanciones que van desde los 700 hasta casi 5 mil pesos por infracciones como estacionarse en doble fila, no portar llanta de refacción o circular con luces apagadas, los baches, el pavimento levantado y las vialidades sin señalización continúan siendo el verdadero castigo para el ciudadano.

 

Cada bache representa un daño potencial al vehículo, y sin embargo, no hay mecanismo alguno para que el automovilista recupere el costo de una llanta, un rin o una suspensión dañada por la omisión gubernamental. Las autoridades exigen cumplimiento absoluto al reglamento, pero no ofrecen el mismo rigor cuando se trata de mantener en condiciones adecuadas la infraestructura vial.

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