
En los últimos años, el concepto de wellness se ha convertido en tendencia mundial. Basta abrir Instagram o TikTok para encontrar rutinas de jugos detox, clases de yoga en escenarios paradisíacos, gadgets para medir la respiración y frases motivacionales en letras doradas. Todo parece un manual de vida perfecta. Sin embargo, detrás de esta moda surge una pregunta incómoda: ¿realmente estamos buscando bienestar… o estamos persiguiendo otra fachada más para encajar en lo que dicta la sociedad?
El espejismo del bienestar de moda
El wellness, cuando se reduce a consumir productos o seguir rutinas copiadas, corre el riesgo de convertirse en un disfraz. Se trata de mostrar hacia afuera una vida sana, pero sin cuestionar hacia adentro si esas prácticas realmente nos hacen sentir plenos. Beber té matcha no garantiza paz interior, ni asistir a un retiro de fin de semana asegura transformación. Lo preocupante es que muchas veces se vive desde la incongruencia: aparentar estar bien mientras dentro reina el desorden emocional.
El verdadero equilibrio físico y emocional
El bienestar auténtico no se mide en selfies de gimnasio ni en hashtags de meditación. El equilibrio surge de atender tanto al cuerpo como a la mente con honestidad y constancia. Dormir lo suficiente, nutrirse adecuadamente, moverse con conciencia, gestionar las emociones, cultivar vínculos sanos y disfrutar del descanso son pilares básicos. Suena sencillo, pero lo difícil es mantener la congruencia: hacer lo que decimos que buscamos y ser fieles a lo que realmente necesitamos.
La importancia de la congruencia
Vivir en congruencia significa que nuestras acciones y decisiones reflejan lo que pensamos y sentimos. De nada sirve predicar calma si vivimos corriendo; hablar de amor propio si nos castigamos con culpas; postear frases de gratitud si en lo cotidiano solo nos quejamos. La falta de congruencia genera frustración porque la vida se convierte en un escenario falso, donde actuamos para otros pero nos descuidamos a nosotros mismos.
¿Existe una fórmula perfecta para el bienestar?
La realidad es que no hay recetas mágicas. El equilibrio es personal, dinámico y se construye día a día. Lo que sí existe son claves universales:
Escucha a tu cuerpo: el cansancio, el dolor o la ansiedad son mensajes, no enemigos.
Alimenta tu mente: rodearte de lecturas, conversaciones y entornos que nutran tu crecimiento.
Cuida tus vínculos: las relaciones sanas son combustible para el alma.
Abraza tu vulnerabilidad: aceptar que no siempre puedes con todo también es parte del equilibrio.
Actúa con propósito: conecta cada acción con algo que tenga sentido para ti.
El Ikigai como brújula
En Japón existe un concepto ancestral que puede ayudarnos: el ikigai, que significa “razón de ser” o “motivo para levantarse cada mañana”. Esta filosofía plantea que el bienestar se encuentra en el punto donde se cruzan cuatro elementos:
Lo que amas.
Lo que sabes hacer.
Lo que el mundo necesita.
Aquello por lo que pueden pagarte.
Cuando encuentras esa intersección, dejas de perseguir modas pasajeras y construyes un equilibrio genuino. El ikigai no es apariencia, es congruencia en estado puro. Te permite vivir con sentido, cuidando tu salud física y emocional porque sabes que lo que haces tiene valor y propósito.
El wellness real no está en la foto perfecta, sino en la vida imperfecta vivida con sentido.
Y tú, ya te has detenido a preguntarte si lo que haces cada día refleja tu ikigai… o solo estás siguiendo la moda del bienestar?
Con Cariño, Erika Rosas.