
Por José Cuauhtémoc Cervantes
En 2027, México vivirá uno de los procesos electorales más complejos de los últimos años: se renovarán 17 gubernaturas en un escenario marcado por dos fuerzas que se cruzan entre sí: la obligación constitucional de paridad de género en las nominaciones y el candado antinepotismo que Morena ha decidido aplicar dentro de sus estatutos.
Este nuevo contexto no solo modifica las reglas del juego, sino también los equilibrios internos de poder. Entre los estados que concentrarán la atención política nacional destaca Chihuahua, donde el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, emerge como una figura sólida, con resultados de gobierno palpables y una proyección que lo coloca entre los perfiles más competitivos de la Cuarta Transformación.
La paridad de género: un mandato ineludible
Las reglas fijadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) y los criterios del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) obligan a que los partidos políticos postulen al menos nueve mujeres y ocho hombres en las 17 gubernaturas que estarán en disputa. No se trata solo de un compromiso simbólico: es una condición legal.
Este mandato ha transformado la dinámica de selección interna en los partidos. Cada nominación femenina o masculina debe evaluarse no solo en función de la popularidad, sino del equilibrio nacional, un rompecabezas en el que Morena —la fuerza política dominante— debe medir cada movimiento con precisión quirúrgica.
El candado al nepotismo: una medida interna con efecto nacional
A la par de la paridad, Morena incorporó en 2025 un nuevo principio estatutario: ningún familiar directo de un gobernador o gobernadora podrá aspirar a sucederlo.
La medida, presentada como una muestra de congruencia ética y compromiso con la no repetición de los viejos vicios del poder, tiene consecuencias profundas. Casos como Saúl Monreal Ávila en Zacatecas (hermano del gobernador David Monreal) o Félix Salgado Macedonio en Guerrero (padre de la gobernadora Evelyn Salgado) quedaron automáticamente fuera de la carrera.
La decisión interna de Morena, incluso antes de que la reforma nacional contra el nepotismo entre en vigor, reconfigura por completo el tablero. Cada exclusión obliga a reacomodar la distribución de género en otras entidades para mantener el balance legal.
En este entramado, estados como Chihuahua adquieren una relevancia estratégica: podrían “virar” de una nominación femenina a una masculina sin romper la paridad global, siempre que el perfil elegido garantice competitividad y respaldo ciudadano.
El panorama estatal: ajustes por equilibrio y estrategia
Los efectos del candado ya se perciben.
En Guerrero, el impedimento de Félix Salgado abre paso a Beatriz Mojica, exsenadora y reconocida figura de izquierda, lo que suma una nominación femenina.
En Zacatecas, con Saúl Monreal fuera, aparece Ulises Mejía Haro como contendiente masculino con alto reconocimiento local.
Este tipo de ajustes mueven el equilibrio interno: si Guerrero pasa a mujer y Zacatecas se mantiene con hombre, Morena podría quedar con diez mujeres y siete hombres. En ese caso, Chihuahua se vuelve pieza clave para restablecer el balance sin sacrificar fortaleza electoral.
Chihuahua: entre la paridad y el mérito
Las encuestas internas y externas muestran un escenario cerrado en la contienda interna de Morena:
según estudios de GobernArte (julio 2025), la senadora Andrea Chávez lidera con 31.6 %, seguida por Cruz Pérez Cuéllar con 28.2 %.
Otras mediciones, como las de Alius Polls y CE Research, confirman esa cercanía, con diferencias menores a seis puntos.
Estas cifras revelan que el margen es estrecho y que el factor decisivo podría no ser la popularidad, sino el resultado comprobable en la gestión pública. Y en ese terreno, el alcalde de Juárez tiene argumentos sólidos.
El desempeño municipal como carta de presentación
El Primer Informe de Gobierno 2024–2027 de Cruz Pérez Cuéllar marcó un punto de inflexión en su proyección política.
Ante miles de juarenses, el edil presentó resultados que trascienden la propaganda y se traducen en hechos concretos:
• 1,800 millones de pesos invertidos en obra pública, rehabilitando más de 2.5 millones de metros cuadrados de calles mediante el programa SUMA, que involucra a la comunidad en la pavimentación.
• Infraestructura urbana estratégica, como el Distribuidor Vial Talamás Camandari-Independencia, ya concluido, y nuevas obras deportivas y recreativas.
• Modernización de servicios públicos, con el 99 % del alumbrado sustituido por tecnología LED y un notable descenso en las quejas ciudadanas.
• Inversión social y educativa, con la rehabilitación de 531 escuelas, entrega de 540 mil paquetes escolares y más de 88 mil becas infantiles a través del DIF municipal.
• Políticas de igualdad de género, incrementando 60 % el presupuesto del Instituto Municipal de las Mujeres y creando un Centro Municipal para el Trabajo con Hombres y Masculinidades, iniciativa pionera en el país.
• Y todo ello, sin endeudamiento público, con finanzas sanas y transparencia administrativa.
Estos logros no solo consolidan su imagen como un alcalde eficaz, sino que lo proyectan como un gestor con credibilidad, un perfil con respaldo ciudadano y resultados verificables, cualidades escasas en la política contemporánea.
Un equilibrio entre legalidad y eficacia
La combinación de paridad y candado antinepotismo coloca a Morena ante un dilema: ¿debe privilegiar el cumplimiento estricto de las cuotas de género o la competitividad electoral?
En el caso de Chihuahua, el desempeño de Cruz Pérez Cuéllar representa un argumento poderoso a favor del mérito comprobado. Si el partido decide “voltear” la candidatura hacia un perfil masculino, podrá hacerlo con sustento político y ético: con un aspirante que ha demostrado capacidad de gestión, sensibilidad social y resultados tangibles.
Conclusión: el mérito como equilibrio
Las elecciones de 2027 serán el gran laboratorio para medir la madurez democrática de los partidos y su capacidad de conjugar principios con resultados.
En Chihuahua, el dilema entre paridad y mérito no es una batalla de géneros, sino una oportunidad para demostrar que la igualdad no está reñida con la eficacia. Si Morena decide apostar por Cruz Pérez Cuéllar, lo haría no solo por cálculo político, sino porque su gestión municipal lo ha convertido en una de las figuras más sólidas del norte del país.
La decisión final marcará tendencia: si prevalece la cuota o el mérito. En cualquiera de los dos casos, Chihuahua será el espejo de la nueva política mexicana.