¿Relanzamiento?

Una reflexión personal/Luis Villegas
luvimo6608@gmail.com, luvimo6614@hotmail.com

¿RELANZAMIENTO?

¿Relanzamiento? ¿Sabrán en el PAN lo que es eso?

Por algún motivo insondable —que de momento no alcanzo a comprender (quizá una mutación genética o una adicción a la esperanza)— la humanidad insiste en reinventarse cada cierto tiempo y, lo que es peor, lo intenta.

El primero en pretender “actualizar” el mundo fue Carlomagno quien quiso hacer renacer Roma —dicho en todo de corrido—: “allá por el 800, presente lo tengo yo”. Don Charles llenó Europa de monjes escribanos, decretos ilegibles y reformas que duraron menos que una veladora a San Judas; en resumen, mucho latín, poca civilización. Las buenas intenciones no bastan.

Siglos más tarde, los Borbones franceses creyeron que el pueblo, tras guillotinar a un rey, querría probar con otro. No entendieron una lección muy simple: si un país decapita monarquías con entusiasmo, quizá quiera una repuesta en escena; la “Restauración” de 1814 fue, oui, un rotundo fracaso; y duró lo que un croasán caliente. A Francia hay que reconocerle la virtud de que puede hacer del error un arte.

Pasaron los años, no muchos, y después de esa carnicería conocida como “Primera Guerra Mundial”; se fundó la Liga de las Naciones; laboratorio del idealismo idiota; para Woodrow Wilson fue una especie de club de caballeros moralmente armados; en realidad, fue una cena de pichicatos, cobardes y moscas muertas con Mussolini y Hitler tocándoles la puerta; hubo actas, sellos y discursos, todo, menos autoridad; ésa fue, a ni dudarlo, la antesala burocrática de aquel Apocalipsis.

¿O qué decir de Gorbachov? Hombre decente donde los haya, quien pretendió “modernizar” el comunismo; instalar ventanas en los gulags y luz eléctrica para alumbrar la penumbra soviética; llamó al experimento Perestroika; pero no hubo nada qué hacer, el caserón estaba podrido desde los cimientos. Le podríamos seguir: De Mao Zedong a George Bush padre; del Brexit británico a la Primavera Árabe y su revolución Wi-Fi.

¿Así que el PAN pretende relanzarse? Una preguntita: ¿Quién lo va a relanzar? ¿Esa gente que ha hecho de la reelección un arte zen? ¿Ricardo Anaya? Quien tras su fallida peregrinación presidencial regresó al Senado como coordinador —reafirmando de facto que en el PAN nacional, reescribiendo la Ley de Conservación de la Materia—: nadie se jubila, sólo se recicla? ¿Marko Cortés? Exlíder supremo y reciente beneficiario del plurinominalismo. ¿José Guillermo Anaya Llamas, Federico Döring Casar, Damián Zepeda, Kenia López, Julen Rementería, Jorge Romero, Juan Carlos Romero Hicks, Marco Adame o Enrique Vargas?

Vale, pues muy bien, aquí va mi voto de confianza: relancémonos, pero no me vayan a salir con que, en Chihuahua, el Gran Cachorro de la Relanzamientación va a ser Santiago de la Peña porque eso me va a oler peor que a lo que apesta Noroña; a Santiago en el PAN nadie lo quiere, excepto, claro está, esa gente capaz de cualquier ignominia con tal de tragar con… pan.

Ése no sería un relanzamiento, sería un lanzamiento a secas desde la Tarpeya; la roca desde donde los romanos arrojaban a los traidores, asesinos, desertores o enemigos de la patria.

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Luis Villegas Montes.

luvimo6608@gmail.comluvimo6614@hotmail.com

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Multas nuevas, calles viejas

De cara al presupuesto 2026, el tema de las multas de tránsito vuelve a colocarse sobre la mesa, no sólo por las actualizaciones que se prevén en sus montos, sino por la evidente contradicción entre la severidad con que se sanciona al automovilista y la indiferencia con que se atienden las condiciones de las calles.

 

Mientras el reglamento de Vialidad detalla con precisión sanciones que van desde los 700 hasta casi 5 mil pesos por infracciones como estacionarse en doble fila, no portar llanta de refacción o circular con luces apagadas, los baches, el pavimento levantado y las vialidades sin señalización continúan siendo el verdadero castigo para el ciudadano.

 

Cada bache representa un daño potencial al vehículo, y sin embargo, no hay mecanismo alguno para que el automovilista recupere el costo de una llanta, un rin o una suspensión dañada por la omisión gubernamental. Las autoridades exigen cumplimiento absoluto al reglamento, pero no ofrecen el mismo rigor cuando se trata de mantener en condiciones adecuadas la infraestructura vial.

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