
Desde que MORENA llegó al poder, la llamada Cuarta Transformación basada en la justicia social, la austeridad y la lucha contra la corrupción, se ha quedado en el discurso; bien aprendido, por cierto. La defensa de los pobres: “Primero los pobres” o “El pueblo manda” hoy se escuchan huecos. Ya no conectan como antes, ya no transmiten confianza, mucho menos sinceridad y esperanza.
Culpar al pasado ya no es suficiente; la realidad es que el malestar crece, la desigualdad continua y la confianza en el movimiento comienza a agotarse. Existe un clamor social: los actos de violencia y la percepción de colusión con el crimen organizado les están cobrando factura.
El costo del asistencialismo
En nombre del pueblo, prometieron erradicar la corrupción y los excesos en el gobierno, por ser los causantes de desigualdad y pobreza. Proclamaron una “austeridad republicana” para reducir los excesos en el gasto público, pero ha resultado ser solo simulación.
Crearon programas sociales masivos dirigidos a los sectores más vulnerables; prometieron un sistema de salud eficiente y educación de calidad; aseguraron que rescatarían al campo con apoyos históricos para sacarlo del abandono.
Eliminaron programas y fondos de todo tipo para convertirlos en apoyos económicos directos, dádivas generosas que compraron la voluntad y generaron votos: hoy gobiernan prácticamente todo el país sin contrapesos pues controlan a los otros poderes. Según dicen, lo tienen todo.
Yo me resisto a creerlo, me resisto en verdad. Aun cuando han intentado minar el deseo de aspirar a una mejor vida a partir del esfuerzo individual, la sociedad está despertando: no quiere ser rehén eterno del gobierno. El malestar social y la desesperanza crecen, mientras la desigualdad se mantiene.
El dinero directo, no compra seguridad ni tranquilidad, la tarjeta del Bienestar no sirve para frenar la violencia e inseguridad que el gobierno parece no querer controlar.
Los dádivas ya no son suficientes para silenciar a las madres buscadoras, a las mujeres violentadas, a los activistas amenazados, a los niños con cáncer sin tratamientos, a los comerciantes extorsionados o a las familias desplazadas
Seguridad: la gran deuda
Las cosas no le están saliendo bien a MORENA. La realidad le esta jugando en contra; no ha logrado pacificar al país, las palabras ya no bastan.
Los recientes asesinatos en Michoacán, el de Bernardo Bravo líder de los productores de limón, y el del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, confirman el fracaso de la estrategia de “abrazos, no balazos” y la política de seguridad basada en atención a las causas.
Once alcaldes asesinados en lo que va del gobierno del Claudia Sheinbaum. Dirán que este tipo de expresiones son “politiquería de la derecha”, pero repito: es la realidad frente a los discursos mañaneros.
La idea de sustituir el combate frontal al crimen organizado por inversión en programas sociales y apoyos que promoverían la reconstrucción social evidentemente no ha funcionado, aunque dicen que ahora si lo están combatiendo. La violencia persiste y la gente vive con miedo.
Pervirtieron la estrategia cuando le introdujeron el tinte electoral. Quizá esa fue siempre la intención: usar la pobreza como herramienta de control y poder.
Los retos de la oposición
En Acción Nacional confirmamos que la alianza es con la gente, sabemos de la necesidad urgente de reconectar con la ciudadanía y ofrecer una alternativa de soluciones reales para recuperar la confianza perdida. Lo están haciendo los gobiernos de Maru Campos y Marco Bonilla con políticas públicas humanistas que buscan garantizar seguridad y desarrollo permanentes.
La historia nos confirma que, en México, los grandes cambios políticos nacen del hartazgo. Y el hartazgo está de regreso.
En el PAN tenemos claro que nuestros valores siguen vigentes, porque un país no se construye ni pacifica con dádivas, sino con dignidad. Y la dignidad, a diferencia del asistencialismo, no depende del gobierno: nace del trabajo, la libertad y la justicia.
Por: Regidora Isela Martínez Díaz
Coordinadora de la Fracción Edilicia de Acción Nacional