La Farsa de los 7 años de la transformación

El ateneo
José Andrés Hernández Contreras
Instagram: @joseherdez_

La izquierda mexicana insiste en vendernos la idea de que su proyecto es sinónimo de justicia, solidaridad y bienestar, pero basta mirar la realidad para entender que ese “bienestar” no construye país: lo consume hasta sus entrañas.

El régimen insiste en construir un relato épico de bienestar y progreso, pero cada vez se les cae más rápido la máscara. Su llamado “movimiento de transformación” no es más que una maquinaria de propaganda sostenida por mentiras, manipulación y coerción. Hablan de justicia social mientras empobrecen al país, presumen bienestar mientras reparten caridad con los bolsillos ajenos y dicen gobernar con el pueblo mientras lo someten y lo utilizan como mercancía electoral.

A esto hay que sumar el acarreo descarado, que hoy es el verdadero motor de sus concentraciones. Nada de “miles movilizados por convicción”: es un ejercicio de presión institucional disfrazado de participación ciudadana. Tianguistas amenazados con perder su permiso si no acuden a los mítines, burócratas condicionados con reportes laborales, beneficiarios de programas sociales que sienten el temor —muy intencional— de que el apoyo desaparezca si no levantan la mano donde el Gobierno quiere. Lo llaman movimiento social; en realidad es coerción sistemática.

Y por si faltara cinismo, se atreven a presumir que 600 mil personas llenaron la plancha del Zócalo. Cualquier persona que conozca el espacio sabe que es físicamente imposible meter tal cantidad de gente ahí. No es un error: es una mentira premeditada, una falsificación grotesca de la realidad para alimentar el mito de que el régimen tiene una fuerza popular imparable. Son tan dependientes del relato que ya mienten hasta en lo más básico: en los números.

A esto se suma la nueva fantasía que intentan imponer con la marcha de este sábado 6 de diciembre, que se anuncia como la celebración de “los 7 años de la transformación de México”. ¿Transformación de qué? ¿De la seguridad inexistente? ¿De las instituciones debilitadas? ¿De un país donde el crimen organizado expande territorio mientras el gobierno mira hacia otro lado? Lo único que realmente han transformado es la forma de engañar. Llaman logros a los retrocesos, llaman victorias a las crisis y llaman transformación a lo que no es más que deterioro maquillado de epopeya.

Pretenden festejar siete años gloriosos cuando la realidad es que llevan siete años de propaganda, siete años de mentiras institucionalizadas, siete años de manipular al pueblo mientras presumen moralidad. Es un insulto a la inteligencia y a la memoria colectiva. Una marcha construida sobre la ficción, sostenida con acarreo y legitimada con mentiras numéricas no celebra un país que avanza: celebra el cinismo de un régimen que se aferra al poder al costo que sea.

La verdadera transformación llegará cuando México deje atrás esta época de simulación, cuando el país despierte de este largo engaño y diga basta. Y ese día, la historia no recordará las cifras inventadas, ni los discursos grandilocuentes, ni los templos de propaganda: recordará que el pueblo se cansó de ser utilizado.

La política económica de MORENA funciona como una máquina oxidada que solo sabe tomar dinero de quienes producen para repartirlo donde conviene políticamente. Le llaman apoyo social; en la práctica, es caridad obligatoria con los bolsillos ajenos. Es una máquina aceitada de comprar votos, pero día con día, sus nexos con el crimen organizado y su nulo control de la seguridad del país los van desenmascarando.

Pretenden administrar la economía como si fuera un pozo sin fondo, sin entender que la riqueza no se imprime, se genera; se genera trabajando, innovando, invirtiendo, arriesgando… todo lo que ellos desprecian y desconocen. Si la izquierda construyera un puente con sus ideas económicas, lo harían con buenas intenciones y concreto de papel: el primer automóvil que lo cruzara terminaría en el río. Harían conferencias explicando que “la intención era buena”, “la transformación avanza”, “tenemos la mayoría”, mientras culpan a Felipe Calderón por el desastre.

Y mientras tanto en las calles, la realidad es brutal: el crimen organizado hace y deshace. Las comunidades viven extorsión, cobro de piso, desapariciones. ¿La estrategia oficial? Abrazos, discursos y una preocupante resignación institucional. No hay control, no hay contención, no hay Estado. La única política de seguridad ha sido mirar para otro lado.

Pero quizá el problema más profundo es la desconexión absoluta con cómo funciona un país moderno. No saben cómo cuidar el dinero, cómo atraer capital, cómo generar prosperidad real. Se envuelven en un discurso de superioridad moral mientras reparten pobreza. Hablan de justicia, pero castigan al que trabaja, hablan de igualdad, pero generan más desigualdad, hablan de futuro, pero gobiernan con rencores del pasado.

La izquierda presume que representa a los pobres, pero los condena a seguir siéndolo. Es un modelo que no impulsa, que no eleva, que no libera: estanca. Y cuando la población exige resultados, responden con ideología, no con soluciones.

El país no necesita más discursos emotivos ni más cruzadas morales. Necesita competencia, orden, seguridad y crecimiento. Mientras sigamos atrapados en un proyecto que solo entiende cómo repartir, pero nunca cómo construir, México seguirá pagando muy caro las buenas intenciones de quienes no saben gobernar.

 

Tips al momento

No coinciden agendas de Daniela y Lilia para el debate 

El debate que se han cantado, la diputada federal del PT y la presidenta del PAN en Chihuahua, parece que no tendrá fecha de coincidir. 

Primero fue Lilia Aguilar quien propuso debatir con Daniela en el DEGA el pasado viernes, sin embargo, no estuvo en Chihuahua, Daniela Álvarez por agenda en la ciudad de Chihuahua.

Luego Daniela Álvarez durante el fin de semana convocó al debate para este lunes en el Congreso del Estado en punto de las 12pm.

Lilia Aguilar dio a conocer que no estará presente porque este lunes tienen trabajo en Comisión de Puntos Constitucionales, donde es Secretaria de la Comisión. "Quiero aclarar que el Congreso del Estado no es la oficina particular de nadie", dijo.

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