
Por: Dalila Flores Gutiérrez
Hace años tuve la oportunidad de festejar el recibimiento de un año nuevo en un lugar donde se podía convivir con personas de diferentes nacionalidades.
Lista para la celebración y faltando aún algunas horas para finalizar el año viejo, me senté en el lugar que había sido asignado para mi. Observé la mesa que cuidadosamente había sido adornada para la fiesta con manteles largos dorados, centro de mesa de velas y flores coloridas, copas, vajilla blanca y obviamente sin faltar un pequeño recipiente para cada comensal que contenía las 12 uvas cortadas, limpias y frescas.
No acababa de terminar de revisar cada detalle del arreglo de la mesa cuando veo que, sin más, una mujer joven sentada a mi lado, con larga cabellera roja quien, quitada de la pena, se deglutía tranquilamente la última uva de su recipiente.
Fue tal mi sorpresa que esta joven mujer notó mi cara de alarma al darme cuenta que la posibilidad de que ella lograra sus 12 deseos se esfumaba tan rápido como fueron ingeridas sus uvas.
Esta chica, que después supe provenía de Inglaterra, me cuestionó si había hecho algo indebido ya que seguramente mi expresión facial así se lo hizo saber. Le expliqué la tradición y el significado de esta costumbre, por lo que pedimos al mesero le repusiera sus uvas y esa noche pudo finalmente, en punto de las 12 de la noche pedir los deseos de su corazón.
Como esta tradición de las uvas, existen diversas costumbres alrededor del mundo, con las que los humanos dentro de los grupos sociales buscamos celebrar el cierre de ciclos y dar la bienvenida a nuevas etapas de la vida.
En España se acostumbra en punto de las 12 sonar las campanas de la iglesia más cercana para anunciar la llegada de un nuevo año. En Japón también se suenan campanas, pero en esta parte oriental de nuestro planeta son 108 campanadas. En Rusia en cambio, escriben sus deseos para el nuevo año, queman el papel y las cenizas se tiran en una copa de champán.
Es decir, en todo el mundo intentamos cumplir nuestros deseos, pero quizás dejándolo más a la suerte abriendo una puerta amplia a las supersticiones que estando decididos a trabajar por lograr las metas y anhelos para nuestra vida.
Las supersticiones siguen teniendo, aún en este mundo con grandes avances científicos, un creciente número de creyentes y seguidores. Esto, en el caso de las festividades de fin de año y como parte justamente de estas fiestas, no considero sean criticables, pues al final de todo son parte de la diversión.
Sin embargo, considerar que una costumbre o superstición en si misma permitirá replantear los propósitos que se tengan para mejorar la vida desde el enfoque económico, social y emocional, es una visión simplista en su totalidad.
Hablar de proyectos o propósitos en la vida es referirse a un cúmulo de conocimientos, acciones y motivaciones que entrelazados se encaminan a generar un mejor futuro para la persona.
Los propósitos tienen un componente motivacional que lleva al individuo a realizar acciones concretas que lo encaminan a alcanzar lo preestablecido y que además lo nutren con perseverancia y compromiso.
Así que, además de participar en las fiestas para despedir al año 2025 que termina este 31 de diciembre próximo y que seguramente estará acompañado de una serie de actividades lúdicas como barrer la puerta de la casa, comer uvas, salir con maletas a dar la vuelta a la cuadra, etc., también será importante darle la bienvenida al año 2026 con una lista de propósitos positivos para nuestra vida.
COLOR: DORADO
Que el dorado de la abundancia, prosperidad y éxito, esté presente durante todo el año 2026, considerando principalmente la abundancia de bendiciones, la prosperidad como bienestar y el éxito como parte de tener una vida feliz rodeado de quienes amas.