Ya hemos abordado que los gobiernos exitosos son aquellos que cogobiernan con la sociedad civil y toman en cuenta sus opiniones para el bien común y en materia ambiental, el trabajo coordinado hace que las estrategias se multipliquen.
La unión de esfuerzos y que las acciones no queden en simple planeación y sean ejecutables.
He insistido que, al lograr una economía circular comunitaria, se avanza sustancialmente en el cuidado al medio ambiente, no solo se aprovechan y se extiende la vida útil de los productos, sino que las y los ciudadanos pueden allegarse de recursos.
La Economía Circular Comunitaria se centra en las personas y en su bienestar, en la conservación y regeneración de los recursos naturales y en la productividad y eficiencia ecológica del sector productivo.
La principal motivación es lograr una economía eficiente en el uso de los recursos, con un enfoque territorial y acorde con los principios de la economía social y solidaria
Se trata de evitar la sobreexplotación de los recursos naturales y de la infrautilización de los
recursos laborales, integrando la economía en el medio ambiente con criterios de sostenibilidad.
El compromiso para los próximos años es pensar en verde y actuar en verde. Para eso, se requiere desarrollar todo un proceso de participación para empoderar a la ciudadanía y a los jóvenes como protagonistas de su futuro.
Las buenas prácticas que se pueden implementar se relacionan con diferentes hábitos y costumbres. Implementando estas estrategias de usos y costumbres
Bajo la óptica de que todos somos generadores de residuos que se pueden evitar, aprovechar o valorizar, es como debemos generar acciones.
De hecho, la legislación nacional en la materia define al gran generador como la persona física o moral que genere (por sus prácticas de producción o consumo) una cantidad igual o superior a 10 toneladas en peso bruto total de residuos al año o su equivalente en otra unidad de medida (es decir, quien genere alrededor de 23.5 kilos de residuos al día).
Por tal razón, los establecimientos públicos o privados que generen 23.5 kilos de residuos al día o 10 toneladas por año o más, deben sujetarlos a planes de manejo “cero residuos a disposición final”.
Los planes de manejo son obligatorios, pero la forma de diseñarlos e implementarlos puede ser innovadora, sencilla, económica, colaborativa y fácil de implementar.
Los ejemplos de productos post consumo que son más susceptibles a la reutilización:
• Los residuos orgánicos de las actividades intensivas agrícolas, avícolas, ganaderas y pesqueras.
* Aceite vegetal usado
* Tarimas de madera
• Neumáticos de desecho
* Vehículos al final de su vida útil
* Residuos de la construcción, mantenimiento y demolición en general
• Computadoras de escritorio y portátiles
• Reproductores de audio y video portátiles.
* Cables para equipos electrónicos
• Impresoras, fotocopiadoras y multifuncionales
• Refrigeradores
* Aire acondicionado
* Lavadoras
* Secadoras
* Hornos de microondas
En tanto que los principios acordes con la sustentabilidad, aplicables para la economía circular:
Sustentabilidad política, tiene que ver con la democracia, a gobernabilidad y la participación informada y coordinada de autoridades, academia, iniciativa privada y organizaciones, en el diseño de políticas públicas.
De sustentabilidad social, se vincula con los valores, derechos humanos, la equidad y bienestar para todas las personas.
Asimismo, de sustentabilidad económica, que se relaciona con el desarrollo ético de las empresas, la producción limpia y el empleo digno en los negocios bajos en emisiones de carbono.
Y finalmente, de sustentabilidad ecológica, que busca la conservación del medio ambiente, la regeneración de los recursos naturales y contribuir a mitigar el cambio climático.
Por Doctor Omar Bazán Flores Rector del Instituto de Estudios Superiores de Chihuahua