
AP.- En las frenéticas horas después de que una pared de agua engullera campamentos y hogares en Texas, un agente de la Policía, quien también quedó atrapado, vio a docenas de personas varadas en techos y se adentró en el agua para llevarlas a un lugar seguro, dijo el miércoles uno de sus compañeros.
Otro oficial fuera de servicio ató una manguera de jardín alrededor de su cintura para poder alcanzar a dos personas que se aferraban a un árbol sobre las aguas turbulentas, describió el policía de Kerrville, Jonathan Lamb, en otro angustioso rescate.
“Esta tragedia, por horrenda que sea, podría haber sido mucho peor”, comentó Lamb en una conferencia de prensa, acreditando a los socorristas y voluntarios, quienes arriesgaron su vida para salvar a otras mientras evacuaban a los residentes durante las repentinas inundaciones del 4 de julio.
Se cree que más de 160 personas siguen desaparecidas y por lo menos 118 murieron en las aguas que devastaron la región de Hill Country en Texas.
El gran número de desaparecidos sugiere que la magnitud total de la catástrofe aún no está clara cinco días después del desastre.
Esta catástrofe natural es hasta ahora de las más letales que se han registrado en las zonas interiores de Estados Unidos, desde la del Cañón "Big Thompson" en Colorado, ocurrida en 1976, que dejó 144 muertos, apuntó Bob Henson, meteorólogo de Yale Climate Connections.
Varios equipos cavaban el miércoles con maquinaria y con sus propias manos entre pilas de escombros que se extendían por varios kilómetros a lo largo del río Guadalupe en la búsqueda de los desaparecidos.
“No pararemos hasta que se localice a cada persona”, aseguró el gobernador, Greg Abbott, el martes en una conferencia de prensa. "Sepan también esto: es muy probable que se añadan más nombres a esa lista", mencionó.
Los funcionarios públicos de la zona fueron objeto de críticas en medio de preguntas sobre la cronología de lo sucedido y por qué no se emitieron advertencias generalizadas ni se hicieron más preparativos.
“Esas preguntas van a ser respondidas, necesitan serlo para los familiares y al público”, señaló el jefe de la Policía del condado de Kerr, Larry Leitha.
Pero comentó que la prioridad por ahora es recuperar a las víctimas. “No estamos huyendo, no vamos a escondernos de nada", afirmó el jefe
Los líderes locales hablaron durante años sobre la necesidad de un sistema de alerta de inundaciones, pero las preocupaciones sobre los costos y el ruido hicieron que dejaran pasar las oportunidades para instalarlas.
Raymond Howard, un miembro del consejo municipal de Ingram, señaló que era “inconcebible” que los funcionarios del condado no actuaran.
Aumenta el número de desaparecidos
Un día antes, el gobernador anunció que alrededor de 160 personas habían sido reportadas en el condado de Kerr, donde los rescatistas ya han encontrado más de 90 cuerpos.
Las autoridades buscaron más información sobre quienes estaban en el popular destino turístico durante el fin de semana del feriado por el 4 de julio, pero no se habían registrado en ningún campamento u hotel y podrían haber estado en la zona sin que muchos lo supieran, dijo Abbott.
Las riberas y colinas del condado, a orillas del río Guadalupe, donde la mayoría de las víctimas, han sido recuperadas, de la inundación hasta ahora, están llenas de cabañas vacacionales, campamentos juveniles y zonas de acampada, entre ellas, Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas con un siglo de antigüedad donde fallecieron al menos 27 campistas y monitoras.
Las autoridades indicaron que cinco excursionistas y una autoridad seguían desaparecidas.
Apenas dos días antes, los inspectores estatales habían aprobado el plan de emergencias del recinto.
Pero en los reportes de inspección de cinco años facilitados a The Associated Press (AP) no se ofrecen detalles sobre cómo se instruiría a las campistas sobre la evacuación.
Una búsqueda complicada
Con casi ninguna esperanza de encontrar a alguien vivo, los equipos de búsqueda y los voluntarios dijeron que están enfocados en brindar a las familias de los desaparecidos algo que les funcione como un "cierre".
Varios equipos en hidrodeslizadores, helicópteros y a caballo peinaban el terreno, también utilizaron excavadoras y perros de búsqueda.
Buscaron entre los árboles y en los montículos, bajo sus pies, dentro de camionetas y autos destrozados, pintándolos con una gran X, muy parecido a las marcas en las casas después de un huracán.
La marca serviría para señalar los lugares donde ya se inspeccionó.
Era imposible predecir cuánto tiempo continuará la búsqueda dado el número de personas no localizadas y los kilómetros por cubrir.
Con información de Latinus