
El tren del mame puede resultar ser sumamente nocivo para la sociedad actual, sobre todo cuando saca lo más turbio de aquellas personalidades que aun defienden el poderío supremo del machismo blanco y heterosexual.
El ex Presidente Andrés Manuel López Obrador de forma cotidiana manifestaba la contribución a la transformación nacional de las “benditas redes sociales”, ya que, gracias a ellas el flujo de la información pudo romper el cerco mediático de los grupos que tuvieron el control total de los noticieros y los periódicos.
Para quienes venimos de la lucha social en los tiempos previos a la conformación de la cuarta transformación conocemos de primera mano lo complicado que significaba navegar contra corriente de la línea impuesta por el poder hegemónico. Sin embargo, la transición hacia una comunicación liquida ha generado la viralización de noticias falsas (fake news) y opiniones de personalidades retrogradas en busca de implantar narrativas con fines específicos.
No debemos ir muy lejos para comprar lo anterior, basta con dar una vuelta por las redes sociales para encontrar al “Chicharito Hernández” es su faceta de vocero de la ultra derecha nacional. Dicha situación ha llegado a un punto de normalización bastante peligroso, porque si bien nuestra sociedad ha logrado que se visibilicen de los efectos negativos de la misoginia y la discriminación, aún quedan defensores de la violencia machista que están dispuestos a pagar campañas para difundir discursos de odio.
El reducto de los defensores de la vieja cultura misógina, clasista, racista y homófoba disfrazas sus postulados políticos a partir de supuestas “bromas” en las cuales reducen al absurdo una situación concreta misma que contraponen a partir de un halo de moralidad en la cual se convierte automáticamente en los defensores anónimos de la buenas costumbres arcaicas. Para estas personas, el mame es la mejor herramienta comunicacional porque desde la sátira de mal gusto logran atacar desde las sobras para buscar el despertar de los atavismos de nuestra nueva realidad.
El mame puede ser muy dañino, la viralización de información (verídica o inventada) tiene efectos para las personas que son víctimas pasivas de las intenciones nefastas de quienes están detrás de la divulgación masiva. Depresión, ansiedad, humillación pública, pérdida de empleo son solo algunas de las consecuencias de esta práctica.
En días pasados una pareja de polícias municipales (un hombre y una mujer) fueron sorprendidos en su vehículo realizando actos “inmorales”, por llamarlos del algún modo, el hecho fue capturado en video y circulado en redes sociales sin medir consecuencias. Cabe destacar de forma curiosa solo se puede observar el rostro y el nombre de la mujer.
De forma inmediata, los férreos defensores de la moral y las buenas costumbres se fueron a la yugular de la agente de policía, en cuestión de horas su nombre, cuentas de redes sociales y fotos personales circularon de forma masiva. La casualidad en la guerra política no existe, quienes divulgaron el material lo hicieron con la intención clara de seguir intentando imponer un discurso de odio misógino, basta con darse una vuelta por los comentarios a las publicaciones para darse cuenta de la cantidad de “bots” desplegados para tal efecto.
A los defensores de la ultra derecha homofóbica y misógina no les importa estar fuera de la legalidad, sobra recordar que la Ley Olimpia tiene aplicación en toda la república, la difusión de ese material implica la posesión y circulación de un video con contenido sexual no autorizado por quien aparece en él, lo cual implicaría la vinculación a proceso de todas las personas que lo difundieron.
La solución para frenar esta ola de violencia digital parte por darnos cuenta como sociedad de la forma en la que operan estos grupos retrogradas. Sin embargo, es necesario endurecer las penas, así como reformar las leyes vigentes para evitar que los discursos de odio se sigan reproduciendo bajo el pretexto del mame digital.
Por el bien de la sociedad, ojala las denuncias por la divulgación masiva del video llegue a las autoridades correspondientes y se tomen cartas en el asunto de forma inmediata.