
En la sesión del 7 de octubre de 2025 el congreso del estado de Chihuahua votó un dictamen por el cual, cito textual, "se fomenta el uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español".
Minutos después, a pesar de aseverar en tribuna que dicho dictamen no contiene implicaciones prohibitivas en torno al lenguaje inclusivo, el diputado Carlos Olson creó todo un circo en redes sociales diciendo que somos la primera entidad federativa en eliminar dicho lenguaje de las escuelas.
Quienes conocemos a Olson sabemos que miente más de lo que habla. El señor, con aires medievales, se siente iluminado por un ser divino para exterminar a todes, todas y todos los desviados y pervertidos en esta entidad.
Uno de los muchos problemas que tiene el diputado es su notoria ignorancia, solo equiparable con su soberbia.
Vamos por partes, para empezar, lo más lógico sería pensar que una persona amante de la lengua española presentaría una iniciativa impoluta. Nada más fuera de la realidad, si observamos con lujo de detalle dicho documento veremos horrores de ortografía y de sintaxis.
Pero sigamos, el diputado mintió en campaña, miente sistemáticamente en el pleno, mintió en tribuna ayer y miente en redes sociales. Su iniciativa es una redundancia legislativa, el fomento al uso correcto de las normas gramaticales es parte de los planes y programas de estudio. De tal suerte que su reforma no es reforma.
La situación es simple, el fomento al uso correcto de las normas gramaticales no implica una prohibición del lenguaje inclusivo. Mucho menos contraviene el artículo 3 de la Carta Magna, la Constitución local, ni la Ley Estatal de Educación o cualquier otro avance en materia de lenguaje inclusivo.
La cosa que este señor no quiere entender radica en la naturaleza del lenguaje inclusivo. No se trata de una imposición. Mucho menos de un lobby gay satánico en búsqueda de terminar con la familia y las buenas costumbres .
El lenguaje inclusivo nace del auto reconocimiento, de la cortesía y respeto que toda persona merece. No debería existir problema si un licenciado en derecho solicita ser llamado licenciado en lugar de su nombre de pila. Si un diputado exige ser llamado diputado. En materia de lenguaje subyace la autopercepción, ya se está en género masculino, femenino o neutro.
La identidad de género y la expresión de género son derechos inherentes a la dignidad humana. ¿Donde estaría el problema en que un servidor se exprese en femenino de si mismo? ¿Se destruyen las normas del idioma español por referirse a mi en femenino ? ¿El diputado deja de ser católico, apostólico y románico si respeta mi auto percepción?
El tema es muy simple, los fascistas siempre serán fascistas. Sin embargo, el lenguaje y el idioma se adaptan a la sociedad. Le pese a quien le pese, la sociedad chihuahuense se encuentra en franco proceso de transformación, así que, con reforma, sin reforma o a pesar de la reforma, el respeto a la diversidad es un viaje que no tiene retorno.