Una reflexión personal

Decidí estudiar la carrera de Licenciado en Derecho puesto que había terminado muy joven mi primera licenciatura. Tenía 22 años, recién graduado de la carrera en Administración y con mi ficha de ingreso a la UACH en las manos, solo pensaba: “¿qué voy a hacer en cinco años?”, “es mucho tiempo cinco años, ¿qué será de mí cuando termine esta carrera?”, “tendré 27 años cuando acabe, ¿cómo lucirá mi vida?”. Toda esa clase de preguntas nos las hacemos como jóvenes, y en un abrir y cerrar de ojos, el tiempo corre y los momentos llegan. Nunca me imaginé siendo abogado, de hecho muy joven tenía la idea de que no me gustaba la UACH, jamás pasó por mi mente una segunda carrera universitaria, pero mis acciones “inconscientes”, aquellos presentimientos y aquellas corazonadas me hicieron cambiar de opinión. Un único intento y estaba adentro; mi hermano (también abogado y ex consejero universitario) lo tuvo que intentar dos veces, así que ciertamente me sentía con algo de “suerte”.

Hoy, 25 de Noviembre del 2025, dije “¡Presente, Lic.!” por última vez en mi carrera universitaria. Nunca me imaginé que cinco años iban a pasar en un abrir y cerrar de ojos, de la noche a la mañana, tan rápido como fugaz. Hoy volteo a mis alrededores y un montón de cosas han cambiado, personas se han ido y otras han llegado, relaciones se han terminado y otras han comenzado, se han cerrado ciclos, puertas… mientras otras más se abren. 

Fueron, sin duda alguna, cinco años que le dieron rumbo a mi vida; decidir estudiar la carrera de Derecho fue la mejor decisión que pude haber tomado como joven. Ingresar al campus de la Facultad de Derecho me cambió el panorama por completo; hice muchos amigos (que aunque fue un espejismo pensar que eran tantos, hoy me siento satisfecho y feliz de que con los dedos de una mano cuento a las amistades que decidí conservar y que valían la pena), conocí y vi crecer a mi sobrinita (quien ya grita, corre, dice mi nombre y me pide que la lleve por bolis), hice bastantes relaciones y, sobre todo y creo que es lo que más satisfacción me genera, que expandí por completo mis conocimientos y horizontes; buenas calificaciones (una que otra mala), grandes lecturas, varios artículos, un sueño de niño materializado mientras tomaba un vuelo a Japón, un libro publicado y un honorable paso por el Consejo Universitario de mi alma mater, siendo este último lo que me demostró mi amor por la política y el cariño por la vida pública. Estudiar Derecho me mostró el camino a seguir durante mi paso por esta tierra, me mostró como poner mi propio despacho (lo cual siempre fue mi sueño; tener mi propio negocio), me enseñó de victorias y derrotas en la política y reafirmó mi vocación a la misma, además de darme, recientemente, la oportunidad de servir a Chihuahua desde el H. Congreso del Estado, lugar en donde mi madre siempre manifestó que algún día iba a trabajar. Desde que tomé protesta como Diputado Joven, siempre sentí que algo me iba a traer para acá tarde que temprano; uno propone y Dios dispone, cada vez más cerca de la silla política en donde aspiro a sentarme algún día. Al diputado Alfredo Chávez, además de desearle buen augurio y mejor providencia divina, darle las gracias por invitarme para acá, me ayudó usted a cumplir mis sueños. Desde los 18 años simpaticé con el PAN y desde el 2018 que el partido me abrió las puertas para afiliarme y hacer política con sus ideales y doctrina. Hoy me siento más maduro, preparado y con ánimos de seguir trabajando esta vocación política que no es mía, es heredada de mis familiares y otorgada en forma de virtud por el de más arriba.

Desde las clases virtuales en pandemia que absorbieron 3 semestres, desde mi primer día de clases presenciales hasta mi último pase de lista en las aulas, cada catedra fue inolvidable. Quiero agradecer personalmente a la providencia que me haya cruzado con docentes que me motivaron a salir adelante y a confiar en mí mismo, seguro me faltarán algunos, pero quiero tomarme el tiempo de nombrar a Adilene Valencia, Yamil Athie, Yamir Aguirre, Teresa Cruz, Bernardo Fierro, Lilia Durán, Jacques Adrián, Roberto Díaz Romero, David López Aguilera, Júpiter Quiñones, Georgina Bujanda, Jorge Neaves, Yazmín Rivera, Gilberto Baeza y Jesús Portillo. Los llevo en el corazón, con todo el cariño de las memorias en clase y el ánimo de seguir estudiando y ejercer con orgullo lo que aprendí en sus clases mientras Dios me preste salud y vida. Les agradezco profundamente por cada clase, despertaron en mi la acuciosidad y las ganas de seguir aprendiendo, de ejercer esta honorable profesión y de continuar adelante con mis sueños.

Personalmente también quiero nombrar al hoy rector Luis Rivera Campos, en quien siempre tuve una palmada de motivación, un recibimiento ameno y palabras cálidas. Gracias por todas las ocasiones que me recibió en su oficina (con su rompecabezas de los steelers que nunca terminó), y por todos los consejos y platicas que tuvimos. A Cesar Gutiérrez, nuestro por hoy director, mandarle un abrazo cálido y seguirle deseando el mejor de los éxitos, siempre carismático y de un trato agradable. Grandes abogados, amantes de la docencia y con un cariño por la academia; me llevo por siempre su acompañamiento dentro del Consejo Universitario.

Espero con ánimo algún día regresar a las aulas para dar catedra. Me encantaría poder hablar de derecho mercantil, constitucional y amparo. Estoy seguro de que algún día honraré la memoria de mi familia siguiendo los mismos pasos que mi abuelo, mis padres y mi hermano; ir a las aulas a dar catedra para preparar a los más jóvenes.

A papá y a mamá, que vieron día con día mis esfuerzos, mis éxitos, mis malos ratos, mi cansancio, mis frustraciones y mis alegrías; gracias por enseñarme a amar los libros y la academia. Siempre recordaré, hasta el último de mis días, el día en que me recogieron en frente del Quality Inn del centro y, sentándome en la parte de atrás de la troca, les dije: “oigan, ¿qué creen que acabo de hacer?”, a lo cual me contestaron asustados y con nervios (de seguro pensaron que había hecho alguna travesura) “¿qué hiciste?” me preguntaron, y, con mi ficha impresa en la mano, se la di a mi mamá y les contesté: “¡saqué ficha para meterme a Derecho!”

“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.”

Mateo 7:7