
La crisis del sistema de salud pública se vive todos los días en las clínicas del país, lejos de los recorridos “sorpresa” y los montajes oficiales. En la Clínica Morelos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Chihuahua capital, la realidad para los derechohabientes es la de largas filas, tiempos de espera excesivos y un acceso cada vez más limitado a la atención médica especializada.
Desde la madrugada, decenas de personas se forman con la esperanza de conseguir una cita. Testimonios recabados en el lugar dan cuenta de una espera que supera con facilidad las cinco horas, aun cuando el trámite no es para recibir consulta médica, sino únicamente para agendarla. “Llegué a las ocho de la mañana y ya llevo más de cinco horas aquí; el primer turno ya pasó y no alcancé”, relató una derechohabiente visiblemente cansada.
Quienes lograron acceder al primer bloque de atención señalaron que tuvieron que llegar entre las cuatro y cinco de la madrugada para asegurar un lugar. “Si no vienes de madrugada, no te atienden. Y aun así, sólo te dan una cita que puede ser hasta dentro de dos meses”, denunció otro usuario.
La inconformidad es generalizada: horas perdidas, desgaste físico y emocional, y la incertidumbre de no saber si finalmente recibirán la atención que requieren.
Esta situación contrasta de manera brutal con la imagen que recientemente quiso mostrar la presidenta durante su visita “sorpresa” a una clínica del IMSS en Ciudad Juárez: instalaciones limpias, personal atento y sonriente, y estantes aparentemente abastecidos de medicamentos. Una postal que poco o nada tiene que ver con la experiencia cotidiana de miles de derechohabientes que enfrentan un sistema rebasado, con falta de personal, insuficiencia de citas y desabasto recurrente.
El impacto de esta crisis no es sólo sanitario, sino también social y económico. Quienes no logran obtener cita o no pueden esperar meses para ser atendidos se ven obligados a recurrir al sector privado, pagando consultas, estudios y medicamentos de su propio bolsillo. Para muchas familias trabajadoras, esto significa endeudarse o sacrificar otros gastos básicos para poder atender su salud, indicó el líder social antorchista Iván Leo Tepatzi.
La realidad del IMSS en la Clínica Morelos no es un caso aislado, dijo, sino el reflejo de un sistema de salud pública que no responde a las necesidades de la población:
“Mientras desde el discurso oficial se insiste en que el servicio funciona y mejora, en la práctica los derechohabientes siguen haciendo filas interminables, esperando horas y recibiendo citas lejanas. Esa es la verdadera cara del sistema de salud: la que no se ve en las visitas oficiales, pero que se padece todos los días”.