Gobierno federal, gobierno estatal y gobierno municipal

En estos tiempos de la 4T demasiadas cosas se dan por supuesto, demasiadas por sabido, demasiadas se pasan por alto. Hay como una irresponsabilidad de fondo que algo tiene de premeditación, en que la obligación se transforma (signo de los tiempos) en opcional. Sin embargo, nada puede sustituir al deber de la federación con los Estados y los municipios. Los recortes a las partidas federales sólo pueden justificarse si están dirigidos a un interés general y no particular. En la actualidad, todo indica que el interés particular dirige las políticas que deberían dirigirse al bien común. Recortar cierta partida para impulsar un proyecto político parcial asociado a MORENA, en perjuicio de los gobiernos estatales, es una negligencia grave que curiosamente se recibe con absoluta normalidad. En realidad, nada tiene de normal incumplir con las partidas presupuestarias estatales comprometidas con los respectivos Estados.

El asunto alcanza tintes dramáticos si se repara en que esas partidas presupuestales del Gobierno Federal depositadas en los Estados tienen un destino natural en los municipios. De manera que si el ejecutivo federal incumple con los Estados, éstos a su vez lo hacen con los municipios. Apelar a la responsabilidad del Gobierno del Estado ante los recortes presupuestales es ignorar la gravedad de lo que está sucediendo. El responsable primero y último es el Gobierno Federal. Es absurdo justificarse remitiendo a las ayudas a jóvenes y adultos mayores, cuando los jóvenes y adultos mayores de tantos municipios de Chihuahua ven recortados sus derechos ante la falta injustificada de recursos públicos. Parte de las ayudas sociales proceden de las omisiones del gobierno federal respecto de sus compromisos con los gobiernos estatales.

Esta irresponsabilidad consentida por el ejecutivo y el legislativo se traduce en la precariedad de los presupuestos municipales. No es extraño, por tanto, que las alcaldías limiten sus políticas a obras destinadas a mostrar a la ciudadanía su compromiso, pero desprovistas de calado y dirigidas efectivamente a mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Todo obedece a una gran simulación con una causa bien localizada ante la que se prefiere mirar a otro lado. Quizás a MORENA le vaya bien olvidando a la mayoría de la población, centrándose en acciones clientelares destinadas a condicionar el voto, pero lo que es pan para hoy es hambre para mañana.

Se antoja impostergable que la oposición haga su tarea y se comprometa a pelear para que los estados reciban los presupuestos comprometidos. De otra manera nos enfrentamos a unos gobiernos tanto estatales como municipales paralizados, incapaces de cumplir con su deber. Urge el compromiso del Ejecutivo con los Estados, lo que facilitará el quehacer de los municipios respectivos. Lo que está en juego no es el interés partidista, con objetivos a corto plazo, sino el bienestar de la sociedad que con sus impuestos financia la operatividad económica del gobierno federal. Es de justicia que cada ciudadano se beneficie al menor parcialmente de su contribución al financiamiento federal.