uAxmmnAEn la era digital, las redes sociales se han convertido en una extensión de nuestra voz, pero también en un escenario donde lo que decimos y hacemos puede influir —para bien o para mal— en miles o incluso millones de personas. En este contexto, surge una pregunta que ha encendido debates en todo el mundo: ¿Hasta dónde llega la libertad de expresión de un influencer y dónde comienza su responsabilidad social?uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAEl alcance de una historia mal contadauAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAUn influencer con miles de seguidores puede convertir una opinión personal en una verdad absoluta para muchos. Basta con una "story", un "live" o un "tweet" para generar una ola de reacciones que pueden ir desde la inspiración hasta el odio o la desinformación.uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnARecientemente, casos como el de celebridades que promueven productos sin fundamento científico, dietas peligrosas o incluso posturas políticas extremistas, han puesto en tela de juicio el buen manejo de sus plataformas. ¿Es ético influir en decisiones de salud, consumo o creencias personales sin responsabilidad?uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAInfluenciar no es lo mismo que manipularuAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAAquí radica uno de los principales dilemas: un influencer no solo comunica, moldea percepciones. Tiene el poder de establecer tendencias, normalizar conductas e incluso desplazar discursos tradicionales. Por eso, es vital que entiendan que no solo representan una marca, sino una brújula moral y social para sus audiencias, muchas veces jóvenes o fácilmente impresionables.uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAEntre la autenticidad y la estrategiauAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnASer auténtico es uno de los mantras más repetidos en redes. Sin embargo, ¿qué pasa cuando la autenticidad se convierte en un argumento para justificar discursos irresponsables? ¿O cuando la estrategia de “engagement” implica polarizar para ganar likes?uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnALa clave no está en censurar, sino en educar a los creadores de contenido sobre el impacto de su mensaje. Porque la libertad de expresión no exime de consecuencias.uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnA¿Y nosotros como audiencia?uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnATambién como usuarios tenemos responsabilidad: cuestionar, investigar, no compartir a ciegas. Premiar el contenido que aporta, que construye, que informa. En un mundo donde un “share” puede tener más impacto que un noticiero, cada clic cuenta.uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAConclusiónuAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAEl buen manejo de las redes sociales no es solo cuestión de estética o de algoritmo. Es un tema ético, social y hasta legal. La pregunta que todos, creadores y consumidores, deberíamos hacernos es: ¿Estoy usando mi plataforma para construir o para destruir?uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAPorque al final, todos somos influencers… al menos en el mundo digital de alguien más.uAxmmnA Omnia.com.mx
uAxmmnAErika Rosas
erikaedithrosas@gmail.comuAxmmnA Omnia.com.mx
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