AMLO y la Cuarta Transformación han fracasado en casi todo lo que se habían propuesto en 2018 al tomar el poder, momento en el que heredaron un caudal de elementos positivos en lo económico y en lo social, con excepción hecha y muy relevante de los índices de inseguridad y de corrupción. La lógica dictaría que lo que tenían que hacer era construir sobre lo recibido y enfocarse a solucionar los problemas que se tenían identificados plenamente; pero eso implicaría que el presidente y sus equipos operaran pragmáticamente, buscando siempre el bienestar de la nación y de sus pobladores, algo que aparentemente no está en su ADN.
Por el contrario, se han dedicado a desarrollar una arcaica agenda ideológica imitando los movimientos comunistas de Cuba y Venezuela, sin respeto a la población, sin respeto a las instituciones, las empresas y la propiedad privada además de estar siempre buscando poderes dictatoriales.
Quisiera llamar la atención de los particulares y los empresarios que todavía albergan alguna esperanza de que la 4T cambie su proceder, con el siguiente ejemplo: Este gobierno no ha tenido consideración ni con las vidas humanas, como lo demuestran con el presente manejo de la pandemia.
En primer lugar se aplazó su atención dos meses, después de que la Organización Mundial de la Salud declarara la emergencia internacional por el coronavirus el 30 de enero de este año. La respuesta: todavía en marzo López Obrador seguía con mítines multitudinarios e invitando a la gente a salir a la calle a comer garnachas o lo que fuere.
En segundo lugar redujeron el presupuesto de la Secretaría de Salud en mil 500 millones de pesos para este año, cuando ya se sabía sobre la pandemia que venía. Y en cambio le dieron 22 mil millones al tren Maya.
En una epidemia como la que se vive en todo el mundo es inevitable que haya muertes, pero en el caso de México fue evidente el desprecio hacia los efectos mortales de la enfermedad. Actualmente y según las cifras oficiales (seguramente inexactas) México ocupa el 7° lugar en decesos a nivel mundial con 11,300 muertos. ¿Recuerdan cuando nos decían que serían 2,500 como máximo?
Para colmo, hace unos días el presidente dio una receta para evitar el contagio, que es “no robar, no mentir, no traicionar”, lo que desde mi punto de vista revela un acentuado menosprecio por la vida humana. O sea que para él muchos murieron porque eran corruptos o mentirosos o traidores, ni que decir de lo enfurecedora y ridícula que resulta dicha declaración.
Otro de los temas de la pandemia es el del rescate económico ante lo cual no se ha implementado nada relevante para salvar empleos ni impedir cierres y quiebras de empresas, con la justificación de que cualquier programa de apoyo a las empresas sería el beneficiar a los ricos ¿Recuerdan el “como anillo al dedo”?, declaración que manifiesta claramente su animadversión por la empresa privada y su deseo de eliminarlas del panorama económico. Parece increíble el pensarlo pero no para el presidente, baste remontarnos a la revolución bolchevique que dio lugar a la Unión Soviética o la revolución china de Mao, con sus brotes posteriores en Corea del Norte, Cuba, y Venezuela, todos ellos con resultados desastrosos.
No se quieren aceptar las cifras del INEGI que nos indican que 12.5 millones de trabajadores perdieron su ingreso en abril, tampoco el que este año 10 millones de personas pasarán a la pobreza.
Pero veamos cómo les ha ido con los otros temas prioritarios:
Todo lo anterior es de vital trascendencia porque no estamos preparados para lo que viene en la segunda mitad del año y el año siguiente.
Se sabe que el segundo trimestre del año será catastrófico para el mundo entero. Como ejemplo, se estima que las empresas listadas en el mercado de valores de Nueva York perderán el 42.4 por ciento de sus utilidades.
La economía de Estados Unidos se contraerá más del 40 por ciento trimestre contra trimestre anualizado, por lo que nos enfrentamos a la peor recesión en los últimos años.
Dado el profundo golpe en la economía es posible que la recuperación sea rápida en la mayoría de los países que aplicaron medidas económicas atenuantes para proteger sus empresas y sus empleos, pero en nuestro país el siguiente año no estaremos ni cerca de alcanzar los niveles de la actividad previos al Coivd-19, y vendrá la decepción, ¿o no?