
El líder religioso Naasón Joaquín García, condenado a más de 16 años de prisión en California por abusar sexualmente de jóvenes seguidores, enfrenta ahora nuevas acusaciones por conspiración de crimen organizado, tráfico sexual y explotación infantil, informaron este miércoles las autoridades.
Un jurado federal en Nueva York presentó la imputación, en la que se señala que García, de 56 años, junto con otras cinco personas, utilizó la iglesia durante décadas para facilitar el abuso sexual sistemático de niños y mujeres en beneficio propio y de su padre, fallecido en 2014.
La acusación detalla que las actividades ilegales incluyeron la producción de fotografías y videos de abuso sexual infantil. García fue puesto bajo custodia federal este miércoles en Chino, California, donde cumple su condena de más de 16 años tras haberse declarado culpable en 2022 de dos cargos estatales.
Hasta el momento, sus abogados no han emitido comentarios.
García es líder de La Luz del Mundo, congregación que asegura contar con cinco millones de fieles en el mundo y cuyos creyentes lo reconocen como el “apóstol” de Jesucristo.
De acuerdo con fiscales en California, el acusado aprovechó su influencia espiritual para mantener relaciones sexuales con niñas y mujeres jóvenes, convenciéndolas de que ello les garantizaría la salvación, o bien, que serían condenadas si se negaban.
Además de García, uno de los señalados fue detenido en Los Ángeles y otro en Chicago, mientras que tres permanecen prófugos, confirmaron las autoridades.
La acusación sostiene que dos de los acusados, junto con otros, intentaron destruir pruebas y evitar que las víctimas colaboraran con las autoridades tras la detención de García. Para ello, las presionaron a firmar declaraciones falsas negando los abusos, difundieron sermones en los que se aseguraba que todas mentían y reforzaron la doctrina de que cuestionar al apóstol equivalía a un pecado que llevaba a la condenación eterna.
En un comunicado, el fiscal federal Jay Clayton afirmó que García y sus cómplices “se valieron de la fe de sus seguidores para explotarlos” y que, al ser confrontados, usaron su poder religioso y financiero “para intimidar y coaccionar a las víctimas con el fin de mantenerlas en silencio”.
Por su parte, Ricky J. Patel, jefe de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional en Nueva York, señaló que los cargos son el resultado de “una investigación de varios años que se extendió por todo el país y que contó con el apoyo de decenas de valientes víctimas”.
Con información de Forbes.