7YQqFYpDon Erminio Aguirre tenía 50 años, de oficio carpintero, y el domingo pasado fue asesinado mientras dormía. Sicarios le prendieron fuego a él y a su casa porque no permitió que se apropiaran de ella.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpVecinos de Don Erminio dijeron que el hombre recibió amenazas por parte de una banda de narcomenudeo para que abandonara el lugar pero el se negó a hacerlo.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpLas investigaciones mencionan que cuatro sujetos arribaron al lugar con un recipiente con gasolina, y rociaron al hombre y a la casa, le prendieron fuego.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpCuatro meses antes del atentado que terminó con su vida, habían tiroteado la casa del hombre y dejado una nota en papel exigiéndole que abandonara el lugar. 7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpEste hecho ocurrió en la ciudad de Rosario en Argentina, y hace hace recordar al ocurrido en el rancho San José de Ciudad Victoria, Tamaulipas donde Don Alejo Garza Tamez defendio su propiedad del narco hasta la muerte.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpLa historia de Don Alejo7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpLa historia comenzó a escribirse la mañana del sábado 13 de noviembre de 2010, cuando un grupo de hombres armados y amenazantes fue a darle un ultimátum a don Alejo Garza Tamez, dueño del rancho: tenía 24 horas para entregarles el predio o se atendría a las consecuencias.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpCon la diplomacia de sus casi ocho décadas de vida, don Alejo les dijo que no les entregaría su propiedad. Y ahí estaría esperándolos, les dijo con llaneza.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpDespués del incidente, reunió a sus trabajadores y con tono grave y enérgico les pidió que al día siguiente no se presentaran a trabajar, que lo dejaran solo.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpDurante ese sábado se dedicó a hacer un recuento de sus armas y municiones y a preparar la estrategia de defensa de su casa como si fuera un cuartel militar. 7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpDispuso armas en los flancos más débiles: las puertas y las ventanas del rancho. La noche del sábado 13 fue larga y sin sueño, como en sus mejores épocas de caza, pero amaneció temprano. Poco después de las 4 de la mañana los motores de varias camionetas se oyeron lejos.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpFoto: Tomada de Internet7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpLos marinos que exploraron el rancho pudieron imaginar cómo fue aquella madrugada, con gatilleros armados, seguros de la impunidad, seguros de que pronto tendrían en su haber otra propiedad. Nadie, o casi nadie, se resiste a un contingente de pistoleros que portan armas largas. Sólo Don Alejo.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpLas camionetas entraron al rancho y se apostaron frente a la finca. Sus ocupantes descendieron, lanzaron una ráfaga al aire y gritaron que venían a tomar posesión del rancho. Esperaban que la gente saliera aterrorizada y con las manos en alto.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpPero las cosas no salieron como esperaban. Don Alejo los recibió a balazos y pronto un ejército entero disparaba contra la vivienda principal de la finca. El ranchero parecía multiplicarse y los minutos debieron parecerles eternos a quienes habían visto en él una presa fácil. Cayeron varios forajidos y los demás, enojados y frustrados, arreciaron el ataque. De las armas largas, los sicarios pasaron a las granadas.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpCuando al fin llegó el silencio, el aire olía a pólvora. Los agujeros en los muros y ventanas de la estructura indicaban la violencia del ataque. Cuando entraron en busca de lo que suponían era un amplio contingente, les sorprendió hallar a uno solo. Don Alejo.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpLos sicarios sobrevivientes hicieron un rápido reconocimiento del terreno y optaron por abandonar la plaza. No se apoderaron del rancho, porque pensaron que pronto llegarían los militares y prefirieron huir. Dejaron lo que creyeron eran seis cadáveres, pero dos pistoleros estaban heridos.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpPoco después llegaron los infantes de Marina y, poco a poco, pacientemente, reconstruyeron los hechos. Un ranchero, un hombre que amaba su propiedad más que nada en el mundo la defendió literalmente hasta la muerte.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpEn la última cacería de su vida, don Alejo sorprendió al grupo de sicarios que quiso imponer en su rancho la ley de la selva, la misma que ni el poder del Estado ha podido controlar.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpLos marinos presentes no olvidarán nunca el cuadro: un anciano de 77 años se llevó por delante a cuatro sicarios antes de morir peleando como el mejor soldado: con dignidad, honor y valentía.7YQqFYp Omnia.com.mx
7YQqFYpCon información de Vanguardia7YQqFYp Omnia.com.mx