En Chihuahua estamos experimentando un acelerado deterioro de las condiciones que hacen que la vida cotidiana sea agradable. Perdemos el paisaje con los nuevos fraccionamientos, perdemos el aire limpio con la industria y, actualmente, perdemos nuestro tiempo y seguridad ante un aumento exagerado del tráfico.
Analicemos un momento la situación. La ciudad de Chihuahua tiene un pésimo transporte público; la planeación urbana ha expandido, de forma irracional, la mancha urbana; y el sentido de las autoridades de tránsito no parece ser la seguridad de la población, sino la recaudación —regular e irregular—. En este contexto, ¿qué más se podría esperar?
Para muestra, basta un ejemplo: hay fraccionamientos que añaden más de 400 vehículos a las vialidades, pero en el estudio de impacto presentado y aprobado por las autoridades municipales esto se considera simplemente despreciable. En el caso de las zonas de valor paisajístico, las avenidas protegidas de acciones urbanas se han plagado de construcciones, lo que podría implicar corrupción.
Por otro lado, la cultura vial es casi nula. Nadie respeta los altos en las colonias, no se pintan los carriles, las calles están llenas de baches, los semáforos no funcionan y los tráilers cruzan la ciudad no por el libramiento, sino por calles ya congestionadas, como el Periférico de la Juventud. Y así sucesivamente: no hay un gobierno presente en las calles, aunque sí muchos “accidentes”.
En realidad, tanto choque y tragedia provienen del gran estrés, la falta de respeto entre la ciudadanía y la ansiedad urbana generada por calles mal planeadas que prolongan de forma exagerada los traslados. Los animales silvestres y domésticos también sufren las consecuencias. No existe ningún plan de manejo para atenuar esta situación, que con el tiempo se agravará.
¿Qué recomiendo? Relájense al manejar, pongan música agradable, recuerden la empatía y solidaridad con las familias de Chihuahua. No sean como las autoridades indiferentes ni como la gente que pone en riesgo su vida. Respiren mejor, profundamente, y reflexionen sobre cómo tomar decisiones políticas como ciudadanía para evitar que el caos siga gobernando.