
Mientras millones de familias mexicanas buscan en estas fechas un momento de paz y convivencia, desde el centro del poder se gesta una de las agresiones más graves contra el futuro del país. No es una exageración ni un malentendido técnico: es una ofensiva ideológica deliberada. El impresentable director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, el responsable de los libros de texto que son verdadero fentanilo ideológico, ha emprendido la destrucción sistemática de la educación pública para convertirla en un instrumento de adoctrinamiento político, para este criminal debe enseñarse el “obradorismo” en las escuelas, que no es otra cosa que la reedición de las ideologías comunistas que han fracasado una y otra vez en América Latina.
El régimen de Morena pretende sustituir el conocimiento científico por dogmas ideológicos; la razón crítica, por consignas; y la formación académica, por propaganda política. No es casualidad. Es el mismo libreto que ya vimos en Cuba, donde la educación fue convertida en un aparato de control del Estado, anulando el pensamiento libre y condenando a generaciones enteras a la pobreza, la dependencia y el exilio. Es el mismo guion que se repitió en Venezuela, donde la politización de las aulas precedió al colapso económico, a la destrucción del sistema productivo y a la migración forzada de millones de ciudadanos que hoy huyen del hambre y de la represión.
Ahí donde el comunismo se instala, la educación deja de formar ciudadanos y comienza a fabricar súbditos. Se elimina la enseñanza científica, se distorsiona la historia, se persigue la disidencia y se normaliza la precariedad como destino. Eso es exactamente lo que hoy quieren importar a México, disfrazado de “transformación” y “conciencia social”.
Lo que está en juego no es una discusión pedagógica: es el derecho de nuestros hijos a pensar, a cuestionar y a construir su propio futuro. Cuando se eliminan las matemáticas, cuando se diluye la ciencia, cuando se desprecia el mérito y se reemplaza por obediencia ideológica, no se educa: se somete.
Desde Chihuahua lo decimos con claridad y sin miedo: no vamos a permitir que conviertan las aulas en centros de adoctrinamiento. Ya lo hemos demostrado. Frente a la imposición de libros de texto cargados de propaganda y vacíos de rigor académico, presentamos la denuncia ante la Fiscalía General de la República, para que se ejerza acción penal contra quienes atentaron contra el derecho constitucional de nuestras niñas y niños a una educación de calidad, cárcel para quienes pretenden negarle a nuestros hijos una educación basada en la ciencia, el pensamiento crítico y la libertad.
La educación no puede ser rehén de burócratas ideologizados ni laboratorio de experimentos políticos fracasados. Defender la educación es defender la libertad. Defender a nuestros hijos es defender el porvenir de México.
Desde Chihuahua damos la cara y damos la batalla. Frente al populismo acomplejado que pretende uniformar conciencias y domesticar generaciones enteras, nosotros elegimos la dignidad, el conocimiento y la libertad.