Días de reflexión

Café negro, por favor
Lic. Rogelio Iván Pérez Pérez
Instagram: @rogelioivanp

En estos días, cierro este año de una manera distinta. No quiero detenerme demasiado en los temas públicos ni en las discusiones nacionales que marcaron el rumbo del país; ahí están, todos las vivimos, cada quien desde su realidad y su forma de comprenderlas. Hoy prefiero quedarme con algo más cercano, más humano y más personal: con aquello que este año dejó en la vida de cada uno de nosotros.

2025 no fue un año sencillo. Fue un año que nos confrontó en muchos sentidos y que, quizá sin pedirnos permiso, nos obligó a detenernos, a respirar profundo y a mirar hacia dentro. Hubo momentos de cansancio, de dudas, de silencios necesarios; días en los que el ritmo de la vida pareció más pesado y otros en los que aprendimos a valorar detalles que antes pasaban desapercibidos. Este año, de una u otra forma, nos invitó a replantearnos el rumbo, a reconocer nuestras fragilidades y también nuestras pequeñas victorias.

Más allá de lo que ocurrió en la esfera pública, lo que realmente permanece son las personas que caminaron con nosotros. Las conversaciones honestas, los gestos de apoyo, los abrazos oportunos, la compañía discreta en los días difíciles y la alegría compartida en los momentos luminosos. Este año nos recordó que, aunque el ruido exterior parezca constante, la vida sigue tejiéndose en lo cotidiano, en lo simple, en lo que no necesita reflectores para tener valor.

Pienso en lo que se fue, en lo que cambió sin que lo notáramos del todo y en aquello que se quedó para siempre. Pienso en lo que dolió, en lo que nos costó aceptar, en lo que nos obligó a crecer. Pero también en lo que fortaleció nuestro carácter, nuestra paciencia y nuestra capacidad de agradecer. Hay cierres de año que no llegan como fiesta ruidosa, sino como un ejercicio de gratitud serena por el camino recorrido.

Y quizá este cierre de año, más que impulsarnos a hacer listas de propósitos, nos invita a pensar en el tipo de personas que queremos seguir siendo. Nos invita a elegir con más conciencia nuestras batallas, nuestros silencios y nuestros afectos. A cuidar los vínculos que sí importan. A caminar con menos prisa, pero con más claridad, y en este sentido eso es algo que se logra con cada día y cada oportunidad que se nos brinda, no necesariamente con cada año que pasa. Reconocer que no todo depende de cuánto avanzamos, sino de cómo lo hacemos y con quién lo compartimos.

El próximo año traerá nuevos retos, como siempre. Pero también traerá oportunidades para reconstruirnos, reencontrarnos y seguir creciendo desde lo humano. Ojalá lo recibamos con calma, con gratitud y con la convicción de que no necesitamos perfección, sino sentido. Que sepamos detenernos cuando sea necesario, avanzar cuando haga falta y agradecer cada paso que nos permita seguir adelante.

Gratitud por quienes estuvieron cerca, por quienes nos dieron confianza, apoyo y palabras a tiempo. Por quienes se quedaron, y también por quienes ya no están físicamente, pero siguen presentes en nuestra memoria y en nuestra historia.

Hoy deseo para quienes tuvieron la oportunidad de leer este breve espacio paz en su corazón, salud para los suyos y estabilidad en el camino que viene. Que el próximo año nos encuentre con serenidad, con fuerza y con la esperanza intacta de seguir construyendo nuestras propias historias.

Y como siempre lo he dicho en este pequeño espacio que compartimos… el café negro, por favor, por supuesto, sabe mejor.

 

Tips al momento

La Marina cierra el año bajo luto y constantes tragedias

La Secretaría de Marina, que alguna vez fue una de las instituciones con mayor prestigio en el país, hoy termina el año bajo tragedia y el escrutinio público, luego del descarrilamiento del tren interoceánico.

No es "una rachita", sino que han sido varias las consecuencias de la política de improvisación y sobrecarga de funciones que ha desvirtuado la naturaleza de la dependencia.

Hay que recordar el choque del Buque Escuela Cuauhtémoc contra el puente de Brooklyn, que cobró la vida de un cadete y un marinero, o el desplome de un avión de la Armada en Galveston, Texas, durante una misión humanitaria, con un saldo de seis fallecidos.

A esto se le suma el escándalo del "huachicol fiscal" que involucra directamente a los sobrinos políticos del almirante José Rafael Ojeda Durán.

El descarrilamiento del Tren Interoceánico, que dejó 13 muertos y casi un centenar de heridos.

En esta improvisación resuena la ocurrencia de poner a los expertos en barcos la operación de trenes.

Tras esta tragedia se encuentran los señalamientos de materiales defectuosos por parte del Grupo Ferrocarrilero del Sureste y el reciclaje de dos trenes obsoletos de Puebla no fueron accidentes, sino negligencias.

Incluyendo la mezcla de balasto de mala calidad y la participación de Gonzalo López Beltrán, hijo del expresidente, como "supervisor" de las tareas junto a la Marina, confesa por el propio AMLO.

Con familias en luto, la Marina solo queda en ridículo, sometida a intereses personales y de negocios del gobierno de la 4T.

 


Embajador de EU lamenta muertes por descarrilamiento del tren Interoceánico


El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, expresó sus “más sinceras condolencias” a las familias de las víctimas del descarrilamiento del tren  Interoceánico en Oaxaca.

A través de su cuenta en X, Ronald Johnson comentó "Expresamos nuestras más sinceras condolencias a las familias y seres queridos de quienes perdieron la vida en el reciente accidente ferroviario en Oaxaca. Nuestros pensamientos y oraciones también están con las personas lesionadas y con todos los afectados".

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Hay que recordar el choque del Buque Escuela Cuauhtémoc contra el puente de Brooklyn, que cobró la vida de un cadete y un marinero, o el desplome de un avión de la Armada en Galveston, Texas, durante una misión humanitaria, con un saldo de seis fallecidos.

A esto se le suma el escándalo del "huachicol fiscal" que involucra directamente a los sobrinos políticos del almirante José Rafael Ojeda Durán.

El descarrilamiento del Tren Interoceánico, que dejó 13 muertos y casi un centenar de heridos.

En esta improvisación resuena la ocurrencia de poner a los expertos en barcos la operación de trenes.

Tras esta tragedia se encuentran los señalamientos de materiales defectuosos por parte del Grupo Ferrocarrilero del Sureste y el reciclaje de dos trenes obsoletos de Puebla no fueron accidentes, sino negligencias.

Incluyendo la mezcla de balasto de mala calidad y la participación de Gonzalo López Beltrán, hijo del expresidente, como "supervisor" de las tareas junto a la Marina, confesa por el propio AMLO.

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