La agencia estatal KCNA precisó que un total de 2.24 millones de personas, que casi el 10 % de la población, tienen fiebres y que 1.48 millones se han recuperado mientras que alrededor de 754,810 están en tratamiento.
Así mismo, dio a conocer que otras dos personas fallecieron posiblemente a consecuencia del COVID-19, siendo un total de 65 desde que el país confirmó la primera detección la semana pasada.
Estas cifras describen una transmisión muy rápida del COVID-19 en un país en el que la movilidad geográfica está muy reducida debido a las limitaciones impuestas por el régimen y a su vez, por la falta de infraestructura, así también indican una mortalidad excesivamente baja en comparación con países que padecido el embate de ómicron.
Un trabajador con un traje para protegerse del COVID-19 de pie sobre una acera vacía en Pyongyang, Corea del Norte. AP/Agencia Central de Noticias de Corea/Korea News Service
Por su parte, el Servicio Nacional de Inteligencia (NIS) surcoreano estima que muchas de esas fiebres se deben al sarampión o fiebres tifoideas y que las autoridades norcoreanas las están contabilizando para tranquilizar a la población y así, transmitir la idea de que se está haciendo un seguimiento de todo caso potencial.
En este sentido, el NIS vaticina que el pico de la actual ola en Corea del Norte podría llegar entre finales de mayo y principio de junio.
Por otra parte, el Gobierno Norcoreano parece estar limitando en lo posible la circulación de gente en exteriores, si bien imágenes satelitales tomadas desde las fronteras e informaciones de medios norcoreanos precisan que la actividad agrícola, en la construcción y las fábricas aún se mantiene.
Esta situación preocupa debido a lo contagioso que ha demostrado ser la subvariante ómicron detectada (BA.2) y por el hecho de que el país tiene una escasa capacidad de testeo y que ha rechazado la donación de casi cinco millones de dosis de vacunas.
Si bien, la mayoría de expertos señalan que Pionyang, que rechazó ofrecimientos de ayuda humanitaria de Seúl y Washington, Norcorea ya está obteniendo suministros de China y existe la posibilidad de acepte envíos de organizaciones internacionales, aunque no parece estar interesado en recibir vacunas.
El hecho de aceptar vacunas implicaría abrir sus fronteras, en un país que tiene desde 2020 cerradas sus lindes fronterisos, a personal foráneo para asesorar un plan de inoculación a escala nacional.
Tomado de Vanguardia
Con información de la Agencia EFE.