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Progreso vs. Medio ambiente

Tromba de Obsidiana
Luis Andrés Rivera Levario / Vocero de Salvemos los Cerros de Chihuahua

Seguramente a usted que lee esto le interesa poder respirar aire limpio el día de mañana. Ya hemos visto mucho dolor ocasionado por contingencias de salud pública que estoy seguro que nadie desea una situación que afecte el sistema respiratorio de los sectores más vulnerables, como lo son las personas menores de edad y de la tercera edad, las cuales son amadas por una parte de la sociedad y discriminadas y violentadas por otra parte de la misma sociedad.

En Chihuahua no sabemos exactamente cuál es el grado de contaminación que tenemos en nuestro aire, pues no parece ser una prioridad para los gobiernos locales, responsables de darle seguimiento al tema de la calidad del aire. Sí sabemos que respiramos contaminación, cualquiera que se levante temprano puede corroborar la espesa capa ocre que cubre nuestra ciudad. 

También estoy seguro de que nadie quiere llegar al día cero del agua. En ciudad como Monterrey grandes sectores de la población tuvieron que enfrentarse a una crisis de salud pública a la hora de bañarse, lavarse las manos, lavar los platos o ir al baño. Muchas personas tuvieron que migrar de la ciudad. La generalización de este tipo de eventos amenaza también la producción y abastecimiento de alimentos. Junto con los pronósticos de sequías llegan los pronósticos de encarecimiento de la canasta básica.

Sin embargo, cada vez hay más nogales, los cuales consumen más agua que las familias, aunque casi nadie en Chihuahua tenga el lujo de comer nuez todos los días. Cada vez hay más impacto en los cauces del agua, los ríos, presas y acuíferos. Pero no hay ni una sola medida encaminada a la protección ambiental de las zonas de valor hidrológico. Es como si los gobernantes no supieran que sin agua no hay vida.

Otra cosa que aparentan no saber, ya que estoy seguro que pueden entender, es que la salud del medio ambiente determina la salud de la sociedad humana. Si las áreas naturales no gozan de un equilibrio que les permita desarrollarse, ninguna comunidad humana podrá sostenerse. Aunque nos cueste mucho creerlo, la frase del gran jefe indígena Seattle de la tribu de los Swamish es verdad: Lo que le pase a la tierra le pasará a las y los hijos de la tierra.

Y es que somos hijas e hijos de la tierra, no del dinero. Por más tecnología, máquinas, edificios y mercancías que traigan o saquen de nuestro territorio, nada de esto se puede disfrutar sin aire limpio, agua limpia, medio ambiente sano. Esto es un hecho científico, no es una opinión ni un sentimiento.

Lo que sí es una opinión y un sentimiento infundado es la creencia irracional de que el progreso es bueno en sí mismo y que además este requiere del sacrificio de las áreas naturales, ríos, plantas y animales, y encima de todo, que esto es inevitable, como si fuera el destino o una condena divina. 

El verdadero progreso no es derramar concreto sobre la tierra, no son las brillantes pantallas ni las carteras abultadas de una minoría. Lo que verdaderamente nos hace avanzar como humanidad es el respeto. ¿Podemos respetar el conocimiento científico? ¿Seguiremos empecinados en impulsar un modelo que ya demostró ser insustentable?

Mientras reflexionamos como le vamos a hacer para que el agua no se agote en 15 años, para que los acuíferos dejen de encontrarse en situación de déficit, para que los pozos dejen de ser sobrexplotados, para que los ríos y presas dejen de ser contaminadas, una minoría con mucho poder y mucho dinero sigue empeñada en extraer, explotar, desmontar, y exprimir hasta la última gota de valor que exista en una población humana y su territorio. 

¿No me creen? Ahí está el río Chuviscar, dense una vuelta. Hace dos años una descarga de agua contaminada envenenó el ecosistema. El presente año cientos de peces murieron a causa de las sustancias tóxicas que alberga la primer presa que se construyó en la ciudad hace más de 100 años, en aquel entonces para abastecer de agua potable a la gente. ¿Por qué construyeron una presa lejos de la ciudad? Porque los ríos y arroyos cercanos a lo que hoy es el centro histórico fueron contaminados por las actividades industriales, tales como las haciendas de beneficio de mineral.

Hoy se repite la historia. Cada vez hay menos cerros. Cada vez hay menos agua. Cada vez hay menos animales y menos plantas. La calidad de vida desciende. Las enfermedades relacionadas con la desaparición de especies se disparan, como ejemplo, la rickettsia, una epidemia agravada por la proliferación de garrapatas al amparo del extermino de la fauna silvestre que depredan a estos peligrosos bichos (el tlacuache por ejemplo). El aire ocasiona enfermedades respiratorias. El paisaje destruido refleja el tejido social y ambiental: una ciudad que ya no quiere pensar en el futuro genera enfermedades físicas, mentales y sociales. 

Por suerte no todo está perdido. Cada vez más personas se suman a la defensa del territorio. En la primer consulta pública municipal de la historia el 94% de los votos fueron para proteger las presas del río Chuviscar, aunque el gobierno municipal viole la ley y el derecho a la participación ciudadana al ignorar el sentir y la exigencia de miles de personas que habitamos en una ciudad donde la última área natural protegida fue declarada hace más de 80 años.

No todo puede acabar con un “y todo estará bien”. No todo mensaje puede ser positivo. Nos encontramos en una situación alarmante que requiere la toma de consciencia y de acción. Podemos solucionar esto, podemos progresar con respeto al medio ambiente, pero como dicen que dice la tercera ley de Newton, para llegar a un nuevo lugar, debemos de dejar las viejas cosas atrás. Para poder vivir en el Chihuahua que soñamos, tenemos que dejar atrás las viejas ideas, las viejas prácticas y las viejas costumbres de gobiernos y empresas que creen que pueden impactar el medio ambiente sin consecuencias. Ese tiempo ya se terminó y actualmente solo unos pocos se aferran a esa ilegalidad y corrupción. Los más elegimos el respeto. Elegimos la libertad con responsabilidad. Elegimos el progreso con protección al territorio.

Tips al momento

Invitan al Foro "Voto responsable y participación ciudadana"

Este día, la asociación "Laicos en la Vida Pública" está convocando al foro "Voto responsable y participación ciudadana", a través de una  invitación que está circulando por redes sociales, para exponer y que se conozca el documento que en su momento, señalan, realizó el arzobispo de Chihuahua Adalberto Almeida y Merino.

La cita es hoy, a las 19:30 horas en el Poliforum de la Facultad de Filosofía,  en un encuentro en el que participará el sacerdote Dizán Vázquez

Adalberto Almeida y Merino, fue uno de los actores que tuvo participación activa en aquellas manifestaciones de protesta, en el llamado "Verano caliente del 86", por la elección de la gubernatura y que marcó un precedente en los procesos electorales en el estado de Chihuahua, por la magnitud y participación de la ciudadanía por lo que consideraron un fraude, incluso, se llegó a hablar del cierre de las iglesias, como parte del descontento.

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